El mapa Nutricional Junaeb 2022 entregó cifras que a esta altura no sorprenden, pero que no pueden dejar de preocupar respecto a la obesidad en niños, niñas y adolescentes.
Y es que un 31% tiene obesidad, mientras que un 10,8% posee obesidad severa y tan solo un 34,3% alcanza el peso normal.
En el desglose regional al menos Atacama no tiene los números más terribles, dado que el Maule y La Araucanía lideran las cifras.
Estamos ya en una nueva "ola", pero no del covid-19, sino que de la condición de salud de los menores de edad y en un contexto en que programas como "Elige vivir sano" y otros gubernamentales no dieron el efecto deseado.
El fenómeno tiene muchas explicaciones. En lo primordial, no hay un concepto desarrollado de miedo al daño que puede provocar la obesidad y, por lo contrario, se ha instalado la cultura de que mientras más "panza" tengan los niños, más saludable son. En ese contexto familiar, los dulces y otros productos con sellos altos siguen siendo preponderantes en las dietas, aunque ciertamente se desconoce la cantidad, dado que el estudio no detalla aquello.
Por otra parte, es preciso decir que los sectores vulnerables son los más golpeados por este fenómeno especialmente en un contexto de inflación alta. El alza de los productos ha obligado a las familias a comprar alimentos más baratos, pero que tienen una carga menos saludable o dañina, lo que incide en una mala alimentación.
Si ya antes de la presión inflacionaria era difícil para las familias optar por productos sanos, hoy es mucho más complicado dado que son muy caros y no pueden acceder a ellos de la mejor forma.
Por otra parte, la obesidad no es declarada un enfermedad, lo que no se entiende bajo ningún punto de vista, dado que está asociada a enfermedades que pueden ser mortales no en la niñez, pero sí en la adultez.
Es esencial que transitemos a formas de vida más saludables, lo que implica comer mejor y también fomentar la actividad física en la vida diaria. Que haya academias de disciplinas como el fútbol y más parques contribuye, como también que medios como las bicicletas sean usados para ir al colegio, ojalá acompañados de padres o familiares si es que hay temor a la inseguridad vial de las ciudades.