"Toda la gente realmente freak del libro es de regiones"
Alberto Fuguet ("Mala onda") volvió a las librerías con "Ciertos chicos", una historia de amor y ternura en pleno régimen militar, el bullying desde la izquierda y el pop como resistencia.
Una radio pequeña, Eclipse, aprovecha las horas del toque de queda en los años 80, cuando la mayoría de las emisoras cierra transmisiones y el espectro de frecuencia queda más despejado, para poner la música que se está escuchando en el primer mundo a mediados de la década, llena de letras románticas, utópicas y, por ende, con una protesta y mensaje reivindicativo de los sentimientos y la sensibilidad en sociedades que los pierden. Tomás la escucha desde San Miguel; Clemente, desde Providencia. Este último escribe el fanzine ropa/americana que la radio usa a veces para elegir los discos que, a su vez, trae a la capital la tienda under Lado B: todos buscan conectar con el pop como lenguaje en un tiempo donde parece vetado, así son los protagonistas de "Ciertos chicos", la más reciente novela de Alberto Fuguet ("Sudor").
El miedo aparece a través de pasajes como "lo dejó plantado, lo destrozó por dentro, lo hizo vomitar a un costado del cerro, entre las plantas húmedas, mientras Martín Portales le decía: 'Quien sea que es, debería estar honrado, el cobarde; vomitar por amor significa que viene de adentro'".
-Al comienzo afirmas que "el primer video de un grupo establece la estética futura y nunca podrá borrarse" y en este libro vuelve Matías Vicuña, el protagonista de "Mala onda", junto a la obra del arquitecto chileno Luciano Kulczewski, que aparece en otras de tus historias. ¿Es este libro el cierre de tu universo creativo?
-Lo veo más bien como el comienzo del universo narrativo. O sea, yo no sabía que tenía un universo narrativo cuando partió, por eso dicté un curso en la escuela de literatura creativa que se llama Mi primer libro, donde me di cuenta que la mitad de los chicos no lo tenían planeado, no tenían ni idea cuál iba a ser, no todos pensaban tener uno, pese a que estudian literatura creativa, y la idea era eso: aprender a cómo lanzar o cómo hacerte cargo de. A mí me parece que es muy importante y supongo que yo lo hice, pero no lo tenía tan claro y obviamente en algunas cosas no las manejé, como en "Sobredosis", que es un título que a mí no me gusta, pero sí creo que "Sobredosis" tiene más cosas en común con "Ciertos chicos", porque me doy cuenta que hay muchos autores que sacan un libro que no tiene nada que ver con ellos ni con su obra posterior. En ese sentido, yo creo que este libro perfectamente pudo haber sido el primero.
-En el prólogo de la versión novelada de tu columna "Enrique Alekán", publicada por Ediciones UDP, dices que "peor era no tener nada, no tener una voz para huevear", igual que el fanzine "ropa/americana", con que los protagonistas buscan abrirse un espacio, lo cual para la generación que nos gobierna estuvo en los blogs.
-"Ropa/americana" no se puede ni comparar con una columna mala o buena, o con éxito sin éxito en El Mercurio, porque es lo más probable es que "ropa/americana" lo leía nadie, o cuatro personas, a lo mejor gente chora como la que me ido topando estos días de vuelta en la calle, pero, claro, algunos no son poderosos en el sentido normal del término: por ejemplo, en (la presentación en) Maipú una chica me dice "yo conocí la Zona de Contacto y ahora soy bibliotecaria", me refiero a que no la leía sólo la gente que tenía el poder tradicional. Ahora me doy cuenta que el que me haya leído una bibliotecaria de la Región del Maule quizás es más poderoso a que me haya leído un ingeniero comercial.
-A esa niña le cambiaste la vida.
-Sí, está bueno eso, pero yo creo que me doy cuenta que pasó algo más, no sé si más importante, pero extra, porque ella sí cambia la vida de otros. Al final cambiar la vida está bueno, aunque tampoco uno no es cura ni psiquiatra, pero ella quizás tiene otro tipo de poder.
-Ahora esta novela pasa durante el régimen, época en que igual había fiestas, la gente se seguía enamorando.
-Sí, pero yo lo veo de otra manera: obviamente que también había fiestas, y ahora, en Ucrania, igual, pero la cultura que celebran en este libro también es un acto de oposición, la vida contra la muerte, la cultura (de) el apagón se combate con luz.
-No hay Eros sin Tánatos.
-Exacto, va por ahí: en un mundo de Tánatos tienes que apostar por el Eros. Estos chicos no podían esperar a que llegara la democracia o tiempos mejores para vivir sus vidas.
-¿Por qué escribir sobre la universidad después de tantos años de tu egreso?
-Porque me daba miedo.
-¿Porque te iban a molestar como a Clemente?
-Sí, y porque lo mío fue una etapa muy traumática.
-Porque te molestaban.
-No sólo porque me molestaban, porque me parecía que era el infierno. O sea, el bullying es súper molesto, era sentir que estaba en el desierto, que todo mundo era tonto, que todo mundo era básico, que todo mundo estaba equivocado, que a todo el mundo le faltaba mundo.
-Es divertido imaginarte en esas escenas con Quilapayún y las Juventudes Comunistas en la facultad.
-Me alegro que te haya divertido, pero para mí no lo era. Ahora, 30 años después, hay la distancia suficiente para tener la libertad de que te rías, y (estoy) feliz de que te rías, por eso me demoré, porque en su momento a lo mejor habría estado sólo escrito con rabia o con dolor y no habría provocado la risa. Esto obviamente no está calculado, no se puede calcular, pero hoy que tú te rías me parece un honor. (…) Mi impresión es que ahora está súper claro que los equivocados son ellos, no sé si yo tengo la razón, pero los freaks son ellos, cuando antes estaba súper claro que el freak era yo. (…) El mundo era muy duro y muy cruel, la gente se olvida de eso, entonces el libro trata de, quizá en tono pop, incluso humorístico, de decir que antes las cosas no eran así.
-¿Cómo nació Blas, el dj de radio Eclipse?
-Quería tener un personaje más dañado que fuera heterosexual, pero como asexual. Me parece un buen nombre y me parece freak. Uno va robando cosas. (…) Eso digo a mis alumnos: (no hay que) confundir tu vida privada con lo que puede funcionar, y no siempre funciona. (…) Yo quería alguien que fuera campesino (de Colchagua…). Toda la gente realmente freak del libro es de regiones (como el vendedor de la disquería, Josué Nilo, de Concepción), me resultó más del sur que del norte. (...) Esto porque hay una idea de que el mundo es como uno cree que es, y el mundo realmente es distinto a lo que uno cree que es, para eso están los libros. (…) Si uno ve a (Honoré de) Balzac ("Tratado de la vida elegante"), por ejemplo, es el chico que viene de la provincia a conquistar París. Y tiene que haber sido mucho más fuerte en esa época llegar a una ciudad grande cuando los pueblos no tenían ni luz.
"en un mundo de Tánatos tienes que apostar por el Eros", dice alberto fuguet.
"Ciertos
chicos"
"Ciertos chicos"
Alberto Fuguet
Tusquets
452 páginas
$24 mil