Hernán Rivera Letelier recibió el Premio Nacional de Literatura: "No lo esperaba"
GALARDÓN. El autor de "La Reina Isabel cantaba rancheras" fue distinguido por su retrato de la pampa nortina.
Redacción
El novelista Hernán Rivera Letelier, reconocido por rescatar historias de la pampa nortina, ganó el Premio Nacional de Literatura 2022 que fue anunciado ayer por la ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Julieta Brodsky, quien encabezó el jurado que definió el máximo premio que entrega el Estado de Chile en esta área.
El jurado destacó al autor por "su capacidad de retratar y poner en valor el imaginario e identidad del norte de Chile y la del patrimonio de su territorio y de su gente con un estilo único, proyectándose como un gran contador de historias".
El acta consigna además que "su obra es ampliamente reconocida a nivel nacional como internacional" y "también se valora la capacidad de su obra de dialogar con otros lenguajes del arte como el cine, el teatro, artes visuales, entre otras disciplinas".
La ministra Brodsky explicó que "uno de los criterios decisivos" para otorgarle el premio fue "la transversalidad" del autor, "quien ha logrado atraer nuevos lectores y lectoras y permear en distintas capas de la sociedad a través de su escritura".
Dijo que también primó "que se trate de alguien que representa tan vivamente un territorio y una geografía del país, y que ha logrado transmitirlo tanto en Chile como el extranjero".
El Premio Nacional de Literatura se entrega cada dos años. El ganador recibe un diploma, un monto cercano a los 23 millones de pesos y una pensión vitalicia mensual equivalente a 20 UTM (1.192.000 pesos al valor de septiembre).
La decisión de otorgar el premio a Rivera Letelier se logró luego de tres horas de reunión. En ella se mencionaron nombres desde Raón Díaz Eterovic hasta Roberto Merino. La votación final fue entre Pía Barros y quien finalmente ganó, aunque la decisión no fue unánime.
Dilatada obra
La primera novela de Rivera Letelier fue "La Reina Isabel cantaba rancheras", que fue publicada en 1994 con gran éxito y lo llevó a ser reconocido y recibir importantes galardones, como el premio del Consejo Nacional del Libro y la Lectura. Esta obra se ha convertido en una de las más difundidas a nivel nacional y también ha sido adaptada al teatro.
Desde entonces la obra de Rivera Letelier se instaló como una de las más originales y destacadas del país. En sus 21 libros publicados hasta ahora retrata la nostalgia de los paisajes nortinos y los curiosos personajes que los pueblan.
"Los trenes se van al purgatorio" (2000), "Santa María de las flores negras" (2002), "El fantasista" (2006) y "La contadora de películas" (2009), destacan entre sus títulos.
A sus 72 años, el autor es uno de los escritores chilenos contemporáneos más leídos y sus obras han sido traducidas a más de 21 idiomas.
En los últimos años ha debido lidiar con distintos problemas de salud, incluido un infarto y su diagnóstico de Parkinson, aunque esto no le ha impedido continuar plenamente activo en la actividad literaria: acaba de publicar este año su última novela, "Hombres que llegan a un pueblo".
Inesperado
Al conocer la noticia, el autor manifestó que "estoy muy contento y agradecido, realmente no me lo esperaba (...) No creo que lo merezca. Creo que mi obra sí se lo merece". .
En comunicación con el jurado que otorgó el premio, añadió que "las historias de la pampa y del desierto son muy importantes dentro de la historia de Chile que están olvidándose, que incomoda a algunos sectores políticos, que está llena de matices sociales, morales y laborales, de masacres y matanzas. Yo la desenterré y se la comuniqué a las generaciones nuevas, no solo en mi país, sino en todo el mundo".
Aunque nació en Talca en 1950, Rivera Letelier vivió su infancia en la oficina salitrera de Algorta, en el norte de Chile, junto a sus padres y sus cuatro hermanos. Luego de trasladarse a Antofagasta y enfrentar la temprana muerte de su madre, recorrió Latinoamérica y luego regresó a la pampa a trabajar.
En paralelo a su trabajo como minero, terminó sus estudios y comenzó a incursionar en la literatura. Por todas esas experiencias hace solo un par de semanas decía a este diario que algo del valor de sus obras es que lo que relata "no me lo imagino; lo he vivido".
"Más fácil es el recuerdo, porque en el mismo recuerdo inventái algunas cosas pero con base. Para inventar alguna, hay que poner cosas de las que recuerdas. Me gusta más inventarlas, me gusta más lo que se crea en la novela", añadió respecto de esas vivencias.
E incluso adelantó su postura respecto de un posible Premio Nacional: "Me postulan y me dejo querer. Esta es la quinta vez. Es como buscarle la quinta pata al gato".