Con cierta pesadumbre y con un tono autocrítico pocas veces visto, el ministro de Salud Jaime Mañalich, dijo que la falta de confianza en el Estado puede que haya jugado en contra en la batalla contra el coronavirus, a propósito de la explosiva cantidad de casos registrados en los últimos días.

Explicó que el Gobierno no ha logrado "encontrar un mecanismo de diálogo con la ciudadanía, transparente y de buena fe", recordando el estallido social del 18 de octubre del año pasado, que profundizó el quiebre entre la ciudadanía y la clase política.

Esta idea puede ser cierta y probablemente las autoridades han tomado decisiones equivocadas en la emergencia, pero en esto debemos ser racionales y justos: hoy el mundo aún no conoce al menos públicamente a la persona o personas que tengan la "llave mágica".

Ni asiáticos y ni estadounidenses, que normalmente brindan salidas a estos temas tienen claro qué hacer. En Corea del Sur volvieron a cerrar pubs, mientras que en Wuhan, China, tras bajar notablemente las cifras, volvieron a registrar contagios lo que para muchos es una verdadera pesadilla.

En Estados Unidos, que se supone tiene uno de los mejores sistemas de salud del mundo, hay un colapso, lo que nos entrega una conclusión que a esta altura quizás sea la única: se han cometido errores y se seguirán cometiendo.

En Chile también. Desde Mañalich con su desmesurada confianza (o soberbia), la sociedad con el relajo general por la baja cifra de contagios hace unas semanas y los sectores más críticos como intelectuales que le dieron apelativos casi divinos al ministro de Salud por su gestión. Tampoco quedan fuera de este listado los mismos gremios como el Colegio Médico de Atacama, cuyo presidente Carlos Pezo estuvo en el ojo del huracán por proyecciones.

Pareciera sensato fomentar el raciocinio y evitar pasiones ya sea a favor o en contra del presente que vivimos. Ayer había buenas perspectivas y hoy no, pero eso no significa dar vueltas en círculos y comenzar a disparar a diestra y siniestra para encontrar culpables.

La tarea es ser colaborativos y eso no significa retirar la supervigilancia con lo que hacen nuestras autoridades, pero sí afinando la medida justa en cada caso. Nadie tiene una "llave mágica" ni un manual.

Tras el veto presentado hace algunos días por el Presidente Sebastián Piñera, el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) al fin pudo ver la luz en la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados. Sin embargo, no fue algo sencillo de conseguir, ya que en primera instancia y antes de la solicitud del mandatario, este proyecto de gobierno no había logrado definir un monto a repartir entre los cerca de 4 millones 500 chilenos que recibirán este bono.

La iniciativa beneficiará directamente al bolsillo de los beneficiarios, que se entregará a los hogares del 60% más vulnerable que no tengan ingresos formales o que en el hogar viva un adulto mayor de 70 años o más que tenga Pensión Básica Solidaria. El beneficio se entregará por hasta tres meses y el monto dependerá del tamaño y del tipo de hogar. En Atacama permitirá entregar un manto de protección social a cerca de 37 mil familias, lo que representa más del 50% de la población regional y que recibirá esta transferencia monetaria en los meses de junio, julio y agosto.

Antes que se presentará el veto, un hogar de cuatro integrantes sin ingresos formales y que perteneciera al 40% más vulnerable en los meses de emergencia, el primer mes recibiría $260 mil, $221 mil el segundo y $182 mil el tercer mes. En cambio, aquellas familias también de cuatro integrantes sin ingresos formales y que estén entre el 41% y 60% de vulnerabilidad, recibirían $173 mil el primer mes, $147 mil el segundo y $121 mil el tercer mes.

Específicamente, el veto permitió eliminar la gradualidad, esto quiere decir que todas las personas que viven con ingresos informales hasta el 60% del Registro Social de Hogares, podrán acceder de igual manera al mismo beneficio. El monto será entregado dependiendo de la cantidad de personas que compongan el grupo familiar designado; por ejemplo, si una familia cuenta con una sola persona, esta recibirá $65.000 el primer es, $55.250 el segundo y $45.500 el tercer y último mes.

Asimismo, con el veto se sumó como beneficiarios a los adultos mayores que sobrepasan los 70 años y que reciben la Pensión Básica Solidaria (PBS), permitiendo ampliar significativamente el universo al cual apuntábamos anteriormente.

Uno de los deberes del Gobierno es apoyar a las familias más vulnerables en tiempos de crisis, por eso, es sumamente importante poder responderles a través del IFE y así ayudarlos a sobrellevar los daños colaterales que ha traído la pandemia del COVID-19 y que se expresa en una difícil realidad social en presente año.

Ahora el proyecto ha sido promulgado por el Presidente de la República, por lo que podremos entregar tranquilidad a las familias de menores ingresos y clase media, considerando que el gobierno está con ellos en todo momento.

Luis Morales Vergara

Seremi de Desarrollo Social

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