Correo
Carabineros "chivo expiatorio"
Señor director: Los partidos de fútbol profesional son espectáculos privados con fines de lucro, en el cual se ven beneficiados pecuniariamente centenares de personas y que deben cumplir con las medidas de seguridad que la ley establece.
Los desórdenes ocurridos en el Estadio Monumental, en que hubo dos jóvenes fallecidos, tiene causas que son de absoluta responsabilidad de las autoridades y de los dirigentes que han organizado este espectáculo, en el cual hubo desórdenes y estampida de personas que originaron la caída de un cierre perimetral sobre estas víctimas.
La reacción de carabineros para restablecer el orden ha sido una lógica reacción para evitar una tragedia aún mayor, pero, lamentablemente, la formalización de dos funcionarios de carabineros, que como siempre son los "chivos expiatorios", constituye la única salida inmediata a la crisis, en que los verdaderos responsable con cara de inocencia "miran para el techo" y no asumen las responsabilidades propias de sus cargos.
Todos saben que los habituales desórdenes que ocurren en el fútbol profesional se debe a que se ha sido demasiado blandos y permisivos con barras bravas plagadas de delincuentes, controles de ingresos ineficaces y ausencia de registro de hinchas.
Ojalá esta vez la justicia investigue profundamente y vaya a la "la causa de la causa", para identificara los verdaderos responsables de esta tragedia y se desarrollen cursos de acción eficaces para que nunca más tengamos que lamentar hechos similares.
Iván Stenger Larenas, coronel en retiro de Carabineros
Honestidad, Integridad y Transparencia
En la vida misma -y más aún en la vida pública- la Honestidad, Integridad y Transparencia no debieran ser una consigna decorativa, sino el trípode donde se sostiene lo poco que aún creemos.
Esta semana escuché dos voces: una jurídica y sobria, como la de Peña; otra más política y excusante, como la de Correa. La primera, incómoda pero necesaria. La segunda, comprensible, pero riesgosa. Porque esto no va de intenciones, sino de hechos. No se trata de trayectorias personales, sino del marco común que nos rige a todos.
Y si uno solo de sus componentes se negocia -según quién esté en el banquillo-, todo se cae. Cada cierto tiempo -y más seguido de lo que quisiéramos- volvemos al mismo lugar. No avanzamos. Así que si esto tiene más alcance, que lo tenga. No por revancha. Por república.
Álvaro Lira, ingeniero civil industrial
El cielo de Chile no se negocia
Señor director:
Chile es una potencia astronómica mundial, y eso no es casualidad. Nuestros cielos oscuros y limpios han sido clave para el desarrollo de una ciencia que no solo inspira, sino que también nos posiciona como un actor estratégico en el avance del conocimiento humano.
Durante más de una década, he tenido el privilegio de trabajar junto a cientos de divulgadores científicos construyendo la imagen de Chile como un referente global en astronomía. Esta labor ha influido profundamente en cómo millones de chilenos y chilenas valoran nuestra capacidad de contribuir al desarrollo científico y tecnológico mundial.
Desde la academia, somos testigos del prestigio internacional que implica trabajar en nuestro territorio. Cada año, investigadores de primer nivel llegan a Chile para aprovechar el acceso a telescopios de clase mundial, fortaleciendo redes de colaboración, innovación y generación de conocimiento. Este ecosistema único está hoy en riesgo por proyectos como INNA, que amenazan con comprometer de forma irreversible los cielos nacionales.
No hablamos de un solo observatorio, sino de tres, incluyendo el que será el telescopio más grande del mundo: el ELT. Su eventual afectación es equivalente a renunciar a la posibilidad de responder una de las preguntas más profundas de la humanidad: ¿estamos solos en el universo?
Esta es una invitación a reflexionar más allá de lo inmediato. Los beneficios de preservar nuestros cielos trascienden cualquier rentabilidad a corto plazo.
Erika Labbé, coordinadora de Difusión del Instituto de Estudios Astrofísicos, UDP
Sueldos Millonarios
Señor director
Deseo expresar mi profunda preocupación por la revelación de sueldos millonarios de ciertos funcionarios públicos, tal como lo ha informado un medio de comunicación. En un momento de restricción presupuestaria del país, resulta inaceptable que se mantengan salarios tan desproporcionados en la administración del Estado.
La existencia de 54 trabajadores en la biblioteca del Congreso y 72 empleados en ambas cámaras con sueldos exorbitantes, sumados a los 14 funcionarios que aún sobreviven al despido por la fallida compra de la casa de Allende, junto con un ejército comunicacional de 127 periodistas para solo 23 ministros, es un claro reflejo de una cultura de privilegios que no puede ser tolerada. Al respecto me pregunto ¿qué ocurrirá en otros estamentos del Estado?
Hago un llamado a las autoridades de todas las tendencias políticas para que implementen en forma urgente reformas para erradicar esta situación y a los periodistas para que denuncien estas inequidades. La falta de responsabilidad en el uso de los recursos públicos, que pertenecen a todos los chilenos, socava la confianza en el sistema político y profundiza las desigualdades en nuestra sociedad.
Eduardo Villalón Rojas