Aldo Lingua
El lunes se cumplió el plazo para presentar las posibles enmiendas al proyecto constitucional al interior del órgano redactor. Y Chile Vamos y Republicanos presentaron una batería enfocados en cuatro puntos principales: salud, pensiones, educación y darle un capítulo propio a las Fuerzas Armadas al interior de la carta fundante.
Con los 2/3 que cuenta la derecha al interior del Consejo Constitucional la derecha, desde el oficialismo están en ascuas buscando una estrategia que les permita impedir que las enmiendas, que la derecha califican como "privilegiar las libertades individuales" y que diversas figuras del oficialismo han calificado como "un retroceso en derechos sociales"; y plantear el trabajo presentado por la comisión de expertos como el proyecto final.
Sin embargo, para diversos analistas la situación de la izquierda al interior del Consejo es calificada como "irrelevante", porque el número de consejeros con los que cuentan no es suficiente para lograr prevenir que las enmiendas sean aprobadas.
En este escenario poco favorable para el Gobierno, los expertos prevén que el resultado de diciembre será resuelto principalmente por quienes no están tradicionalmente alineados en política, y de ser rechazada la propuesta, se extinguiría el proceso de cambio constitucional.
Discurso nominal
"La derecha, particularmente Republicanos, está cometiendo un error porque han interpretado el rechazo al primer proceso constitucional como una señal de que la ciudadanía quiere mantener todo igual. La ciudadanía quiere lo mismo que en octubre del 2019, que son mejoras en salud, educación, pensiones y servicios. Los Republicanos se equivocan al pensar que pueden dejar todo igual, y la estrategia de la izquierda debe ser empujar esas ideas, desde el interior del Consejo Constitucional o desde fuera", dice Robert Funk, analista político. Para él, dada la incapacidad de influir en las votaciones, la izquierda debe volcarse a una campaña más de presión pública para impedir la imposición de las ideas de la derecha.
Isabel Castillo, académica de la Facultad de Gobierno de la Universidad de Chile, también reconoce que, al no contar la izquierda con los números para hacer cambios, su injerencia al interior del consejo es nominal. "La izquierda no tiene capacidad real de proteger el proyecto presentado por los expertos. Puede presentar ese discurso, pero como la mayoría la tiene la derecha en realidad no importa tanto. La única estrategia posible sería generar acuerdos amplios, pero no parece posible dado el tipo de enmiendas que se presentaron", afirmó.
Danilo Herrera, analista político, considera que el margen con el que cuenta la derecha es tan amplio que, incluso si tres de sus consejeros se alinearan con la izquierda, mantienen la hegemonía y capacidad de aprobar sus enmiendas. "La estrategia de la izquierda debe ser convencer a los consejeros republicanos de que si sus ideas no están representadas en este texto constitucional, entonces no será representativa de todos los sectores de Chile. Sería el mismo escenario del primer proceso, pero ahora con mayoría de la derecha", explica. Por lo mismo, cree que el oficialismo ha decidido resguardarse en el anteproyecto "porque ese sí representaría a todas las fuerzas del país".
Rechazo inminente
Otro punto en que los tres analistas coinciden es que, de presentarse un proyecto que tenga ideas conservadoras demasiado marcadas, la ciudadanía lo terminará rechazando. Y esto significaría el fin de los intentos de crear una nueva constitución, al menos en la forma en que se han realizado hasta ahora.
"Todo indica, si seguimos como ahora, que se impondrá el rechazo en el plebiscito de diciembre. No veo que haya voluntad en la izquierda en aprobar una constitución igual o peor que la actual, y tampoco veo entusiasmo en la derecha porque es un sector que nunca creyó en que era necesario hacer el cambio. Estamos en un punto absurdo en que se está trabajando para nadie", afirma Funk. De fracasar este sistema él cree que no sería prudente volver a otro proceso "porque ya hay un agotamiento social y vamos a entrar en un año cuasi-electoral. Habría que buscar una solución política y no electoral a los reclamos de la calle".
De la misma forma, la profesora Castillo duda que, dadas las enmiendas presentadas, el proyecto tenga algún tipo de apoyo del oficialismo. "Se generaría un cierto grado de ideologización que solo apoyaría el electorado de derecha. Hay un sector del electorado que rechazará por un sentimiento anti-élite, y algo influirá la campaña. Pero hasta ahora las encuestas muestran que ya hay una alta predisposición a rechazar y se ve difícil el escenario de que gane con una amplia mayoría", explica. Por lo mismo, en el potencial fracaso del proceso cree que "el desinterés de la ciudadanía y la idea de que esto no responde a las demandas ciudadanas fracasa. También se ha ido debilitando el discurso de la necesidad de renovación, de que esto era algo necesario de superar".
Herrera también cree que no existe la capacidad ni la voluntad para continuar con un nuevo proceso en caso de fracasar este. "Creo que podría el presidente Boric podría animarse a realizar reformas constitucionales profundas a la actual constitución vía el Congreso, pero no creo que la ciudadanía le soporte un nuevo proceso", dijo.