Molestos salieron los dirigentes sindicales de la Empresa Nacional de Minería (Enami) tras la reunión que entablaron con el directorio de la empresa en Santiago. Pues acusan un "triste espectáculo" en el que prima la falta de acuerdos, situación que va dilatando desde hace ya mucho tiempo un proyecto emblema, la modernización de la Fundición Hernán Videla Lira (HVL) ubicada en el sector de Paipote.

En efecto, durante la jornada del martes, en un punto de prensa encabezado por el gobernador regional, en conjunto con parlamentarios y dirigentes gremiales de la pequeña minería, todos concordaron en la necesidad que el proyecto de modernización vea la luz y en ese contexto, emplazar directamente al Mandatario, ya que -en palabras de Jaime Mulet - habría división incluso en el Ministerio de Minería, ya que la ministra Marcela Hernando estaría a favor de la modernización de la Fundición mientras que el subsecretario Willy Kracht tendría una postura más bien "refractaria".

La falta de acuerdos no solamente afecta los intereses de la pequeña minería, también afecta a la comunidad que debe lidiar con la fundición. Pues basta con recordar el "triste episodio" ocurrido el 23 de mayo de 2021, cuando la fundición marcó un promedio horario de liberación de dióxido de azufre de 2.027,8 microgramos por metro cúbico (g/m³), en circunstancias que el límite aceptado por las normas es de 350 g/m³, superando 63 veces el límite permitido.

En consecuencia, Paipote necesita la modernización, no tan solo por el beneficio de la pequeña minería, también para el beneficio de la comunidad, se necesita una fundición que esté a la altura en términos de productividad pero que también cumpla con la norma en material medioambiental.

Los cuidadores de personas con discapacidad (en particular con un grado de dependencia moderada a severa) desempeñan un papel fundamental en la vida de aquellos a quienes atienden. Sin embargo, esta responsabilidad puede tener un impacto negativo en su salud mental, ya que enfrentan altos niveles de estrés, demandas físicas y emocionales que pueden generar agotamiento, ansiedad, depresión, indefensión aprendida, agobio, reactividad irascible y sentimientos de aislamiento (entre otros). Cuando experimentan reacciones explosivas o reactivas, aparecen también los sentimientos de culpa o frustración por no poder cumplir con todas las necesidades de la persona a su cargo o incluso, por no conservar la calma.

La falta de tiempo personal y la interrupción de las actividades cotidianas van deteriorando la calidad de vida del cuidador. Muchos de ellos renuncian a sus propios intereses, hobbies o relaciones sociales para dedicarse por completo a su rol de cuidador. Esto puede llevar a una pérdida de identidad y un aumento progresivo del desgaste que gatilla una serie de diagnósticos de salud mental muy sensibles y complejos de acompañar, pues habitualmente no cuentan con las redes familiares o sociales que den soporte a un respiro en las atenciones a la persona con discapacidad en dependencia moderada a severa.

La empatía del entorno familiar es clave, el organizar cuidados y el acudir a la red pública para solicitar la cobertura que existe.

Como profesional de la salud mental, con experiencia familiar y laboral en esta materia, hago un llamado a la empatía y focalizar esfuerzos en otorgar servicios accesibles para personas con discapacidad y sus familias. Po ejemplo, en Chile, ¿cómo es posible que no seamos más de 20 psicólogos capaces de atender 100% en lengua de señas chilena?... ¿qué estamos haciendo mal como sociedad?.