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Las capas de hielo pueden derrumbarse más rápido de lo que se pensaba

INVESTIGACIÓN. La capa euroasiática podría haber retrocedido hasta 600 metros al día en última glaciación, 20 veces más que el mayor ritmo medido hasta ahora.
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Agencias

La capa de hielo euroasiática podría haber retrocedido hasta 600 metros al día en la plataforma continental noruega durante la última deglaciación, hace unos 20.000 años, lo que equivale a unas 20 veces más rápido que el mayor ritmo medido hasta ahora.

Los resultados de un estudio que publicó Nature son "una advertencia del pasado sobre la velocidad a la que las capas de hielo son físicamente capaces de retroceder", destacó la líder de la investigación, Christine Batchelor, de la Universidad de Newcastle, en Reino Unido.

Esa velocidad de retirada de las capas de hielo es muy superior a la observada desde satélites o deducida a partir de relieves similares en la Antártida, "los pulsos de retroceso rápido pueden ser mucho más rápidos que todo lo que hemos visto hasta ahora", agregó la investigadora.

La información sobre el comportamiento de los mantos de hielo en periodos pasados de calentamiento climático es importante para las simulaciones informáticas que predicen los cambios futuros de estos y del nivel del mar.

La era del hielo

El equipo usó imágenes de alta resolución del fondo marino para revelar la rapidez con que se retiró una antigua capa de hielo que se extendía desde Noruega al final de la última Edad de Hielo y cartografió más de 7.600 formas geológicas a pequeña escala denominadas "crestas onduladas", que tienen menos de 2,5 metros de altura y están separadas entre sí entre 25 y 300 metros.

Esas crestas onduladas se cree que se formaron cuando el margen en retirada de la capa de hielo subió y bajó con las mareas, empujando los sedimentos del fondo marino hacia una cresta cada marea baja.

Dado que se habrían producido dos crestas cada día (con dos ciclos de marea al día), los investigadores pudieron calcular la rapidez con la que se retiró la capa de hielo.

De esta forma, encontraron pruebas de un rápido retroceso a velocidades que oscilaban entre 55 y 610 metros al día en capas de hielo casi planas durante la última deglaciación; el estudio sugiere que los periodos de retroceso tan rápido pueden durar poco tiempo, de días a meses.

"Esto demuestra que las tasas de retroceso de la capa de hielo promediadas a lo largo de varios años o más, pueden ocultar episodios más cortos de retroceso más rápido", agregó Julian Dowdeswell de la Universidad de Cambridge, otro de los investigadores.

Por ello, consideró, es importante que las simulaciones por ordenador sean capaces de reproducir este comportamiento "pulsado" del manto de hielo.

Las mayores tasas de retroceso se midieron en las zonas más planas del antiguo lecho marino, lo que sugiere que puede producirse un desprendimiento y retroceso casi instantáneos del manto de hielo cuando la línea de fondo se aproxima a la flotabilidad total.

Las formas del fondo marino también arrojan luz sobre el mecanismo por el que puede producirse un retroceso tan rápido, pues se observó que la antigua capa de hielo en Noruega había menguado más rápidamente por las partes más planas de su lecho.

"Un margen de hielo puede desprenderse del fondo marino y retroceder casi instantáneamente cuando se vuelve flotante", explicó otro autor del trabajo, el doctor Frazer Christie.

Agregó que es un tipo de retroceso que solo se produce en lechos relativamente planos, donde se requiere menos fusión para diluir el hielo suprayacente hasta el punto en que empieza a flotar.

SATélites

Los investigadores concluyeron que pronto podrían observarse pulsos de retroceso igualmente rápido en algunas partes de la Antártida como el vasto glaciar Thwaites.

Situado en la Antártida Occidental, este glaciar es objeto de una considerable investigación internacional debido a su susceptibilidad potencial a un retroceso inestable.

Los autores sugieren que el Thwaites podría sufrir un pulso de retroceso rápido porque recientemente se ha retirado cerca de una zona plana de su lecho.

Batchelor indicó que los hallazgos apuntan a que las tasas actuales de deshielo "son suficientes para provocar breves impulsos de rápido retroceso en las zonas planas de la capa de hielo antártica, incluido Thwaites. Es muy posible que los satélites detecten este tipo de retroceso de la capa de hielo en un futuro próximo, sobre todo si se mantiene la tendencia actual de calentamiento del clima".

Hallan en un fósil de Tanzania un escarabajo nunca visto en África

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Un grupo internacional de científicos, liderados por David Peris, investigador del Instituto Botánico de Barcelona (IBB), en España, encontró un fósil de Tanzania de casi 300 años conservado en resina un ejemplar de una familia de escarabajos nunca vistos en África.

El fósil, que fue estudiado con las técnicas más modernas de reconstrucción 3D, pertenece a un ejemplar de la familia de escarabajos 'Jacobsoniidae', que nunca se habían visto en el continente africano, según los investigadores, que publican su hallazgo en Scientific Reports.

Los jacobsónidos son una pequeña familia de escarabajos de pequeño tamaño -apenas alcanzan los dos milímetros de longitud- que cuenta con 24 especies actuales que habitan en áreas tropicales y subtropicales, principalmente islas.

"Su pequeño tamaño hace que sean especialmente difíciles de detectar, tanto si son ejemplares actuales como fósiles", precisó David Peris, que explicó que "suelen vivir en la hojarasca y en la madera en descomposición".

Según Peris, sólo se conocen cuatro especies fósiles en esta familia, todas ellas descritas en ámbar (resina fosilizada).

Tres de estas fueron descritas en ámbar de hace casi 100 millones de años de Francia y de Myanmar y la cuarta es una especie descrita en ámbar de hace unos 40 millones de años del Báltico.

Lo inusual

El ejemplar en este trabajo pertenece a la especie Derolathrus cavernicolus, que hasta ahora sólo se había visto en Florida, Hawái, Barbados y Japón.

Lo inusual de este descubrimiento, según Peris, radica en que "técnicamente, la familia sigue sin vivir en África, ya que el ejemplar analizado es un fósil que está conservado en copal de Tanzania, de hace casi 300 años".

El copal es el primer paso de fosilización de la resina antes de convertirse en ámbar.

Según Peris, este descubrimiento demuestra que la familia Jacobsoniidae habitaba en el Este de África hace unos 300 años, pero no actualmente "porque quizás se extinguió en la actualidad, como en muchas otras partes del planeta".

Los investigadores creen que la distribución tan diferente de los fósiles de esta familia comparada con las especies actuales lleva a pensar que eran una familia más ampliamente distribuida en el pasado que en la actualidad.

El nuevo ejemplar fósil fue estudiado en el sincrotrón DESY de Hamburgo, Alemania, que permitió la reconstrucción virtual de la superficie del ejemplar.