Suele ocurrir que hoy entre las calles ya acompañadas con distintas lecturas, la convivencia se pronostica atípica, algo así como renovador, pero sin extremos. La era de los cambios, podríamos escuchar de vez en cuando. Pero no del todo es una forma definitiva de leer estas luces poco comunes. Hablamos en tonos diferentes, con aromas y dialéctica que de alguna forma nos destacan más de lo que pensamos, pero es un simple detalle de aquella cotidianeidad que se instala para saber relacionarnos con lo que queda de la historia.
Los ideales, son decorativos que dan placer entre los pueblos. Ahora se agregan con cierto tono actualizador con distintas realidades. Influencia, tal vez, pero que consiguen la convivencia plausible y coordinada de lo que hasta ahora parecía imposible. Son años de encuentros, y quizás, futuros desencuentros, hasta dar con la sintonía adecuada. Es también el tiempo, los espacios con el que un detalle tras otro, no descansan dentro de una mirada refugiada y natural.
Las grandes diferencias están en los motivos, pero los grandes encuentros están en la interpretación. Probablemente son tiempos de acomodo que, se turnan poco a poco junto a sus objetivos. De ahí, las ciudades se hacen sentir, considerando de momento un signo de la modernidad, del que en algún minuto futuro, hasta los niños en las mesas de sus colegios leerán como una nueva historia. Es decir, se enseñaba sobre las miradas del pasado, y hoy es lo nuevo de este siglo. De este desafío, no hay receta perfecta, ni política definitiva, el sentido común del avance.
Por cierto, que como todas las cosas, reconocer mesura es siempre la forma de enfrentar cualquier avenencia. Son los tiempos de hoy, donde nada es impracticable, pero con la observación de que el presente es también un punto en el que convergen mundos constantemente inquietos. Sabemos de antemano que un trasfondo que reconozca esa actualidad, se hace más vinculante, del mismo modo resulta de lo que el presente propone como solución, no es una idea simple, es otra visión de mundo.
Mauricio Gallardo
Escritor, relator y columnista