A propósito de ruidos molestos
La polémica entre vecinos del sector Santa Elvira y una organización de autos tunning, pone en el tapete la falta de claridad en la organización de actividades sonoras y que se necesitan espacios adecuados para aquello.
Este fin de semana se organizó un evento de autos tunning en los estacionamientos del parque El Pretil, que desató la molestia de vecinos del sector Santa Elvira producto del ruido y otras situaciones.
Los organizadores descartaron consumo de alcohol, aludiendo a otra actividad en las canchas contiguas y mencionaron que tenían los permisos respectivos.
Se trata de un hecho que enfrenta dos posturas, pero que se podría tomar como un ejemplo de un alcance más bien general, dado que es muy común que la organización de actividades en la calle choquen con los intereses de vecinos, en este caso unos que buscan desarrollar sus iniciativas y por otra parte pobladores que desean tranquilidad en su sector.
Lo que aquí se establece es una especie de colisión de acciones versus la falta de claridad de los parámetros para organizar iniciativas, la falta de capacidad de establecer ciertas reglas y la falta de espacios que sean adecuados.
En el punto en particular de lo ocurrido en los estacionamientos de El Pretil, el permiso fue dado por la Delegación, mientras que el municipio dice que no lo ha entregado. ¿Cuál es la coordinación que se debe establecer en este caso?
En cuanto a al alcance del evento es interesante abordarlo por la confusión en cuanto a los ruidos molestos.
Ya en otras situaciones esto ha quedado en evidencia, dado que cuando se han hecho operativos en recintos nocturnos, el municipio ha mencionado que la Seremi de Medioambiente es la que debe fiscalizarlos, y por ende no está en sus competencias su control.
En cuanto a los decibeles permitidos en actividades, sería bueno un pronunciamiento de las autoridades. Al menos la página de la Biblioteca Nacional del Congreso informa que el "Decreto 38 del Ministerio del Medio Ambiente del año 2011 (norma de emisión de ruidos molestos generados por fuentes fijas) entrega los niveles máximos permitidos de emisión sonora generados por fuentes fijas para la comunidad" y que el ruido máximo para las zonas residenciales es "de 55 decibeles en horario de 7 a 21 horas -que equivale al ruido que produce el aire acondicionado de ventana, por ejemplo-, y de 45 de 21 a 7 horas, que equivale el ruido de una calle con poco tráfico". Para graficarlo, menciona que "una conversación normal tiene en promedio 60 decibeles, una aspiradora produce 70 decibeles; una motocicleta entre 100 y 110 y una discoteca 120 decibeles".
El debate parece zanjarse dando espacios adecuados para quienes realizan actividades específicas que conlleven ruidos molestos. ¿Será que se pueda conciliar la tranquilidad vecinal con la idea de desarrollar actividades de este tipo? Es atendible poner el tema en el tapete y llevar una relación armoniosa por el bien de todos.