Agencias
Investigadores describieron el mecanismo por el que los pacientes con anemia de Fanconi (una enfermedad minoritaria) desarrollan tumores de cabeza y cuello y comprobaron que es el mismo que explica por qué fumar y beber aumenta el riesgo de padecer estos cánceres en la población general.
Son los resultados de un estudio internacional que publica la revista Nature.
Las células humanas están expuestas a diferentes agresiones del entorno que pueden causar daños en el ADN, por lo que necesitan una reparación constante.
La investigación comprobó que la deficiencia en el proceso natural de las células para reparar el daño que producen unas sustancias químicas que afectan el ADN, llamadas aldehídos, es la responsable del riesgo de presentar carcinoma de células escamosas de cabeza y cuello.
Enfermedad rara
Es un cáncer que sufren de forma más frecuente y prematura quienes nacen con anemia de Fanconi, una enfermedad rara que se caracteriza por presentar inestabilidad genómica y una deficiencia en la reparación del ADN, algo que hace que sus células sean incapaces de eliminar las lesiones creadas por factores ambientales.
Estas personas pueden sufrir numerosos problemas médicos a lo largo de su vida, como insuficiencia de la médula ósea, malformaciones congénitas y también un riesgo muy elevado de desarrollar tumores de cabeza y cuello.
"Se trata de un tipo de cáncer que normalmente se diagnostica a los 60-70 años de vida y en personas con anemia de Fanconi puede aparecer alrededor de los 20-30 años y con una incidencia que puede ser 700 veces mayor que en la población general", destacó el director del Instituto Español de Investigación del Hospital de Sant Pau, Jordi Surrallés.
En este estudio, liderado por la doctora Agata Smogorzewska en la Universidad de Rockefeller de Nueva York, los investigadores analizaron las firmas genéticas de tumores de medio centenar de pacientes con anemia de Fanconi y las compararon con datos de cientos de tumores esporádicos de la población general.
Los resultados apuntan que, en ambos casos, las células no pueden reparar el daño causado por los aldehídos en el ADN, haciendo que se acumulen las mutaciones que acabarán causando el cáncer.
Población general
Si bien en los enfermos de anemia de Fanconi el daño celular es como consecuencia de dicha enfermedad, en la población general hay otros factores.
En este sentido, uno de los aspectos más importantes del estudio es que beber y fumar, factores que someten al cuerpo a aldehídos, favorecen la aparición de tumores por mecanismos similares a los que intervienen en la anemia de Fanconi.
"Estos resultados nos ayudan a entender los mecanismos implicados en el origen de este tipo de tumores y nos permiten buscar nuevas estrategias dirigidas a intentar contrarrestar este riesgo no solo en los pacientes con anemia de Fanconi, sino también en la población general donde la combinación de tabaco y alcohol también eleva mucho el riesgo de sufrir estos tumores", dijo Surrallés.
Por su parte, la doctora Smogorzewska resaltó que estos hallazgos podrían explicar también por qué los tumores de cabeza y cuello de los pacientes con anemia de Fanconi suelen ser especialmente mortales, con una supervivencia de solo 17 meses de promedio tras el diagnóstico.
"Hay un estrago genómico completo, que perturba simultáneamente muchos sistemas distintos que normalmente impiden que nuestras células se desarrollen en cáncer y creemos que esta es una de las razones de la agresividad de estos tumores", destacó.
Los resultados plantean nuevos retos, como encontrar fármacos que incidan en el mecanismo de reparación del daño causado por los aldehídos o manipular el proceso para que no se acumule esta sustancia dañina en el organismo.
El consumo de ultraprocesados se asocia con el deterioro cognitivo
Otro estudio publicado en revista Jama comprobó que os alientos ultraprocesados se relacionan con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculales o con la obesidad, pero su consumo también puede estar asociado al deterioro cognitivo. La investigación encabezada por científicos brasileños analizó un grupo de 10.775 adultos y observó que un mayor porcentaje de consumo energético diario de alimentos ultraprocesados, sobre 19,9% específicamente, se asociaba a una tasa de deterioro cognitivo global 28% superior que quienes consumían menos. Los participantes estaban entre los 35 y los 74 años, con una edad media de 51,6 años, 54,6% eran mujeres y el grupo fue seguido durante una medida de ocho años. Además, presentaron una tasa de deterioro de la función ejecutiva un 25% más rápida en comparación con los que informaron de un consumo de es tipo de alimentos inferior al o igual al 19,9% de las calorías diarias, indica el estudio.