Comenzó la campaña del plebiscito que decidirá si se aprueba o rechaza la propuesta de la nueva Constitución. Lamentablemente, en este proceso republicano, ya se observan odiosas descalificaciones por ambas partes, lo que no aporta a la unidad y convivencia ciudadana. Se olvida que la sociedad está conformada por una diversidad de pensamientos políticos, religiosos, filosóficos, siendo imprescindible el mutuo respeto. Trágico sería que todos pensaran igual, o se siguiera un solo pensamiento, como algunos lo han pretendido a través de la historia. ¿Para qué dañar, apartar o exterminar a quienes "no piensan como nosotros"? No olvidemos que la intolerancia ha sido el peor azote de la humanidad.
El penoso escenario que se advierte no ayuda en nada a la necesaria armonía y tolerancia en la colectividad, bienes intangibles que deben estar presentes en los actos cotidianos, con el fin de combatir el sectarismo que penetra en almas que no comprenden, no recogen, no aceptan ni respetan opiniones diferentes a las propias. Si se imponen insultantes exacerbaciones, se tornará complejo vivir de forma pluralista, fraternal y respetuosa, aunque tengamos hoy la posibilidad de vivir en un ambiente democrático.
Frente a esta preocupante realidad, es relevante estimular todo aquello que importe exaltar deberes, valores y virtudes que estén al servicio de las buenas acciones, como la amistad cívica, rectitud, mesura, comprensión, buen criterio, comportamiento, generosidad y honradez. Los valores son señales en el camino en la que nos apoyamos para ser mejores personas y tomar decisiones honestas. Por ende, los esfuerzos se deben dirigir a realzarlos y practicarlos. La persona que respeta las opiniones, ideas y creencias de los demás, aun cuando sean distintas a las suyas, aprecia la trascendencia de la tolerancia, democracia, orden y equilibrio comunitario. Los días pasan rápidamente, pero aún es tiempo para que sea amable y suave consigo mismo, alejando métodos violentos. Admitir o rectificar errores son actitudes que engrandecen a buenos espíritus. Sea usted uno de ellos. Consecuente con lo expresado, respetemos la legítima opción de cada ciudadano.
Omar Monroy
Escritor e historiador regional