La Avenida Copayapu es una de las principales arterias de la capital regional, sin embargo, las medidas de seguridad vial que han sido aplicadas en el último tiempo en diversos tramos de esta calle (como los callejones), han sido insuficientes para mitigar la conducta de ciertos choferes que persisten en sus malas practicas al volante, poniendo en riesgo al resto de conductores.
Y es que el accidente automovilístico que cobró la vida de dos personas en la mañana del martes, deja en evidencia la necesidad de adoptar medidas adicionales y avanzar en soluciones concretas para reducir lo más posible la tasa de accidentabilidad.
En efecto, en el tramo donde ocurrió esta fatal colisión convergen un centro de formación técnica, la Universidad de Atacama, la Escuela Técnico Profesional y otros recintos comerciales donde entran y salen vehículos constantemente, razón por la cual quienes conducen en la avenida deberían hacerlo con mayor precaución, pero según vecinos del sector, esto no se condice con la realidad, de hecho, acusan que esta calle se ha transformado en una "verdadera autopista".
En la avenida no se respetan los límites establecidos por Ley, tampoco se respetan los reductores de velocidad e incluso se producen adelantamientos imprudentes que quedan registradas a diario en las cámaras de seguridad (como el que se registró en la fatídica mañana del martes).
Por si estos fuese poco, en la Avenida Copayapu se producen piques clandestinos que emiten ruidos molestos y se han registrado choques a los postes del tendido eléctrico que más de un corte de suministro eléctrico han generado, causando la molestia de la comunidad.
La conducción imprudente acarrea consecuencias fatales, por lo mismo, las víctimas no solo deben ser contempladas como una cifra más de un lamentable recuento policial, más si se toma en cuenta las circunstancias que rodearon sus muertes, puesto que existe una historia de vida detrás de aquellos difuntos.
En este accidente en particular, una de las vidas que se perdió fue la de un colectivero que además era entrenador de un equipo emblemático del balompié amateur copiapino como lo es el Club Comercio, si hasta el municipio de Tierra Amarilla entregó sus condolencias por esta irreparable pérdida. En consecuencia, es de esperar ahora que la justicia haga su trabajo y se apliquen sanciones ejemplares a quienes ponen en riesgo la vida de las personas con sus peligrosas maniobras tras el volante.