Las autoridades sanitarias siguen apelando al autocuidado como una parte esencial en el combate de los contagios covid. Y tiene mucho de cierto, porque si el respeto por las medidas preventivas estuviera más extendido en la comunidad, los casos positivos serían muchos menos de lo que hoy contamos a diario.
Lamentablemente, a casi dos años de la llegada de la pandemia, tras sufrir extensas cuarentenas y otras restricciones, los ánimos no son los mismos que al principio y, por ende, menos compromiso con el autocuidado. Una realidad que hoy podemos volver a ver en las calles de cada una de las ciudades de la Región donde se ha olvidado la distancia física y el buen uso de la mascarilla.
Aún no hay conciencia que debemos internalizar la prevención, porque nos acompañará de ahora en adelante. Hay quienes venían de antes con el distanciamiento social y el uso constante de alcohol gel para desinfectar las manos. Solo agregaron el uso de mascarillas y lo hicieron con naturalidad. Ellos continuarán en el futuro con o sin pandemia con éstas prácticas de higiene. Pero la gran masa no lo hará a menos que se siga con medidas de coacción como multas y restricciones en movilidad.
Se entiende el cansancio por los largos períodos de confinamiento y la necesidad de abrazar a nuestros seres queridos y tal vez esa sea otra de las enseñanzas, porque deberemos aprender a relacionarnos con nuestro círculo más íntimo y con los cercanos.
En lo inmediato, la apuesta al autocuidado o la autotrazabilidad no pareciera ser el mejor camino en medio de una población agotada con las restricciones y ansiosa de no recibir más instrucciones de cómo actuar.
No es el momento de ser condescendientes o tolerantes con quienes no cumple con las normas, principalmente con las más necesarias como el uso adecuado de las mascarillas y el respeto por los aforos. Instar a no participar de reuniones masivas de ningún tipo y fiscalizar si se cumplen con las exigencias respecto a la cantidad de participantes y al pase de movilidad.
Los casos diarios se han elevado a cifras históricas y solo la vacunación ha podido controlar que los infectados no se agraven, pero de seguir esta escalada creciente llegará el momento en que quienes generen cuadros graves serán tantos que terminaran colapsando los hospitales.
En ese sentido las obligaciones ciudadanas se reducen a un comportamiento pandémico y a vacunarse.