Derecho a elegir
Por años hemos creído que solo la formación universitaria es la salida que ofrece mayor seguridad a nuestros hijos, eso en realidad es totalmente discutible. Estamos conscientes que una de las mayores necesidades de los hogares de las familias chilenas es poder contar con un trabajo que contribuya a brindar un mejor presente y futuro. Mily Soler Grez, Comunicadora Social
En nuestra sociedad el ser o no ser, ya no tiene que ver con una duda existencial, por el contrario, se ha convertido en un tener o no tener desproporcionado. Tener dinero, tener poder, títulos, honores, logrando público reconocimiento. Esto es lo que me hace pensar, que hemos equivocado raudamente el camino... la vocación es un don que no se compra, ni menos se inventa, tan solo se recibe con las manos abiertas y debe utilizarse con talento y humildad en toda su extensión. Por años hemos creído que solo la formación universitaria es la salida que ofrece mayor seguridad a nuestros hijos, eso en realidad es totalmente discutible, cierto es que al estudiar la persona se enriquece, adquiere amplia cultura y sin duda ubicado en un todo, es parte importante de la formación integral en cada persona, pero hoy más que nunca debemos tener claro que no necesariamente los abogados, ingenieros, arquitectos o médicos son los únicos que triunfan profesionalmente en la vida. Quizás la alegría que podemos heredarles a los que amamos, está en dejarlos libremente decidir hacer, lo que de verdad les gusta.
Así como existen carreras científicas, humanistas, artísticas, o técnicas, hay otras que se pueden definir como de servicio publico, dentro de la que destaca por cumplir a cabalidad con esta definición, la de carabineros, donde las condiciones intelectuales, físicas y sicológicas para ingresar son fundamentales.
La labor de este profesional masculino o femenino consiste en prevenir, ayudar, proteger, apoyar a la sociedad con prisa y sin ninguna pausa. Es real que muchas veces los padres nos aterramos al pensar que nuestros tesoros más preciados, puedan seguir una carrera poco tradicional que los exponga al peligro cada minuto, cada día, en todo instante. Sabemos que hay demasiados mártires, que son muchos los jóvenes que han dejado sus ilusiones como ofrenda de una vocación irrepetible, como es la de servir con generoso optimismo.
Ojalá todavía tengamos tiempo, para aceptar, que cada ser humano se realice libremente, recordando que la piedra sólida de una estructura es la que está muy abajo en los cimientos y que la valía de un hombre radica en las pocas cosas que crea y no en las muchas posesiones que acumula.