"Lo que hicimos mal desde el día uno fue la trazabilidad y el control de contactos estrechos"
La doctora dice que haber vacunado desde diciembre es un lujo y compara el proceso de nuestro país con el de Israel.
El miércoles pasado, la doctora May Chomalí fue una de las expositoras en un webinar internacional en el que además participaron destacados profesionales de México, Brasil, Argentina e Israel. Este último país se consolida como el número uno del mundo en vacunar a su población.
En la oportunidad, el israelí Itsik Levy, un reconocido especialista en enfermedades infecciosas, fue el conferencista principal. Contó cómo está funcionando la inoculación en su país y mostró imágenes de la cómo se ha vuelto a la "normalidad" en su vida diaria. Pero con letra chica. "Contó el proceso en Israel, que tiene una alta tasa de vacunación y donde la gente ya hace su vida normal, siempre y cuando estén vacunados. Ellos fueron bastante menos democráticos, en términos de que, si tú te vacunas vas a poder ir al cine, restaurantes, reunirte con familia y todo esto gracias al carné inteligente de vacunación, que es un pasaporte para que la gente pueda hacer lo que quiera", comenta Chomalí, médico cirujana y directora ejecutiva del Centro Nacional en Sistemas de Información en Salud.
-Parece una muy buena estrategia para que la gente se vacune.
-Es una muy buena motivación, pero es discriminatoria con la gente que no quiere o no puede vacunarse por alguna razón. Es complejo en nuestras democracias cuando las libertades personales están tan arraigadas, donde hago lo que me parezca, perder esas libertades por no acceder o no querer vacunarme. De hecho, la OMS (Organización Mundial de la Salud) desincentiva el carné internacional de vacunas para efectos de los permisos. Esto, porque no se sabe todavía cuánto la gente deja de enfermarse y cuánto deja de ser contagiante estando vacunada. Todos sabemos que aun estando vacunados tenemos que seguir cuidándonos. Que tú digas que si estás vacunado puedes hacer lo que quieras, es complicado; mucha gente se va a enfermar y probablemente no va a llegar a cuidados intensivos, pero se puede enfermar igual.
Israel abrió la economía, pero también hay manejos más políticos de la pandemia que hizo diferente. Por ejemplo, ellos tienen un sistema de trazabilidad y seguimiento muy cercano, muy directo. De hecho yo le pregunté (a Levy) que cómo se explica que siendo los dos países que tenemos las más altas tasas de vacunación tenemos tan diferentes números en contagio. La explicación es la trazabilidad.
-¿Qué estamos haciendo bien y qué estamos haciendo mal?
-Hay que reconocer que es un lujo haber comenzado a vacunar en diciembre, considerando que la pandemia parte en marzo. Nuestro país lo hizo muy bien. Tienen que haber comenzado a negociar las vacunas en abril o mayo y tiene que haber sido una negociación al estilo empresarial. Un empresario ve una necesidad en el mediano largo plazo y actúa rápido. La otra cosa que efectivamente hicimos muy bien es de haber sido capaces de más que duplicar las camas críticas. Con un esfuerzo tremendo, en la primera ola, que también generó mucho cansancio. El nivel de licencias del personal médico todo el mundo lo sabe, pero efectivamente es un orgullo la capacidad que tuvo el sistema sanitario público y privado de ponerse a la altura. Sumemos a eso los ventiladores y toda la importación.
-¿Y lo malo?
-Lo que hicimos mal desde el día uno es la trazabilidad y el control de los contactos estrechos. Ahí sí que no fue nuestra fortaleza. Escuchamos muchas veces al exministro (Jaime) Mañalich queriendo mantener el control de la trazabilidad y no entregársela a la atención primaria. Las seremis no fueron capaces, se vieron desbordadas y al final hubo que entregarle el control a la salud primaria. No hay nadie que conozca mejor a su comunidad que la atención primaria y ellos debieron haberse hecho cargo de esto el día uno. En la primera fase de la pandemia, yo trabajaba en una institución privada y puedo decir con certeza que más del 50% de los casos positivos nunca fueron contactados por la seremi de Salud (metropolitana). Nunca. Por lo tanto, nunca se hicieron estudios de contacto. Los ubicábamos, pero no había nadie que los apoyara en términos de la licencia con el contacto estrecho y eso significó, porque nosotros no estábamos autorizados a emitir licencias a contactos estrechos, solo la seremi, que mucha gente tuvo que salir a trabajar a pesar de ser contacto estrecho. Creo que fallamos en el tema de la trazabilidad. Lo otro fueron los sistemas de información. El día uno el ministerio requería información y mandó planillas electrónicas con nombres, RUT, dirección de la gente, que volaban para Presidencia, para el ministerio, para todas partes: nos pilló mal parados el sistema de información para algo tan importante como el control de la pandemia.
-¿Cómo se explica este fallo cuando todas las autoridades decían que la trazabilidad era clave?
-No lo sé. Creo que para hacer testeo, trazabilidad y aislamiento se requiere preparación. Había una pelea entre el nivel central y los municipios. Estos lloraban por estar haciendo testeo y trazabilidad. El ministro Mañalich, en algún minuto, dijo que lo que los alcaldes querían era propaganda política con esto. Yo no sé, pero hubo varias discusiones entre ellos y, a pesar de esto, los municipios han estado brillantes en la vacunación. El ministerio jamás habría podido realizar una vacunación tan masiva si no hubiese sido por la atención primaria y sus consultorios. Y es porque el ministerio, si bien hubo falencias, tiene un sistema de registro de vacunas universal y eso también es un lujo como país. Hay países que ni siquiera eso tienen.
-¿Estamos a tiempo de corregir?
-Podíamos cuando teníamos un caso, 10 casos, 100 casos o 1.500 casos activos. Si hubiéramos puesto a sus contactos estrechos en una residencia sanitaria, esto se habría controlado, pero con 40 mil casos activos y sus contactos, que son promedio cuatro por cada uno, no hay ninguna posibilidad. En el mejor momento de las residencias, teníamos 11 mil cupos. Hoy, muchas se han cerrado. Cuando se abrió el país muchas se cerraron y no han vuelto a abrir. Los cupos disminuyeron. ¿Qué hace una persona que tiene un caso confirmado en su casa que toda su familia, que es contacto estrecho y no tiene posibilidad de pedir una licencia, que es lo que corresponde para los contactos estrechos? Sale a trabajar. Eso es así no más. En este minuto sólo tenemos que esperar que baje esta ola con todas las cuarentenas que están ocurriendo y ojalá cuando ya haya menos casos activos podamos retomar el control de los casos.
-¿No es un factor el tipo de vacuna? Ya hay estudios que hablan de efectividades disímiles.
-Nuestro gran problema no es necesariamente la gran cantidad de casos activos, sino los que están hospitalizados, la gran ocupación de las camas UCI. Cuando se habla de efectividad, es que la gente no se enferma. Aquí estamos hablando de reducir la morbilidad, la capacidad de que no se enfermen grave. No es relevante desde mi punto de vista cuál vacuna se inocula si lo que queremos es que no se enfermen grave.
-¿La lucha entonces es por la conciencia individual?
-Así es. Desgraciadamente, hay muchas comunidades, empresas, lugares que han puesto el foco en el examen. Y porque tienen exámenes negativos sienten que están con bajo riesgo. La semana pasada falleció Patricio Araya, el estilista famoso, el segundo del brote covid de la obra de teatro (el primero fue Tomás Vidiella), y me acuerdo haber visto con mucho énfasis decir al director de la obra y a la alcaldesa de Providencia que habían cumplido con todos los protocolos. Sí, pero con los protocolos equivocados. Porque ellos basaron su protocolo en el testeo y, si uno viera las imágenes, uno veía a todas las personas sentadas frente a estos espejos que tienen los artistas y los peluqueros y todos sin mascarillas y conversaban y se peinaban en ambientes cerrados. ¿Porque tengo una PCR negativa puedo hacer eso? Poner el foco en hacer testeo cada cierto tiempo es el protocolo equivocado. La gente dice "ah, estoy negativa, así que te puedo abrazar, te puedo besar". Pero no sabemos si estamos negativos y 30% son falsos negativos. Entonces, se genera una falsa seguridad. La industria incorporó esto como una forma de prevención y no lo es.
-¿Cómo se proyecta el futuro?
-Con esta cuarentena en la que estamos, con el 90% en cuarentena de la población chilena, ya a partir de la próxima semana debiera tener un efecto y comenzar a bajar. Eso espero.
"En la primera fase de la pandemia yo trabajaba en una institución privada y puedo decir con certeza que más del 50% de los positivos nunca fueron contactados por la seremi de Salud".