Aún hay Estado ciudadanos
Los actores políticos están desafiados. La pregunta es si estarán a la altura y serán capaces de canalizar la voluntad expresada de manera contundente por la ciudadanía. Rodrigo Rojas, Rector Santo Tomás Copiapó
Hace justo una semana tuvo lugar el esperado plebiscito. La evaluación global es positiva. Todo transcurrió en orden y en paz como es la tradición chilena. Destacar el rol del Estado, del SERVEL, de las FFAA, de carabineros y de los ciudadanos que fueron vocales de mesa, todos los que facilitaron un proceso ordenado, transparente y que da confianza al país.
La participación alcanzó un 50,8%, el que se considera alentador, levemente superior a la que hubo en las presidenciales del 2017. Si bien no se llegó a los mayores niveles que se esperaban hay que considerar las particularidades que rodearon este certamen: una pandemia en pleno desarrollo que provocó el natural miedo especialmente de los adultos mayores, la falta de tensión producto de la certeza de que triunfaría el apruebo y la confirmación de la existencia de un segmento que podríamos denominar "escépticos del voto" que no participa bajo ninguna circunstancia. Si bien aún queda la mitad del padrón que no vota, se observan tendencias positivas tales como la confirmación de una mayor participación en comunas de menores recursos. Falta por confirmar si hubo un aumento de la participación de los jóvenes, el sector que menos vota. La impresión es que su número aumentó y que ello sustituyó en esta ocasión la participación de los adultos mayores.
Estamos ante una gran demostración de esperanza de la ciudadanía, la que validó el arreglo institucional que el mundo político logro construir en respuesta a las demandas surgidas post 18 de octubre. Los actores políticos están desafiados. La pregunta es si estarán a la altura y serán capaces de canalizar la voluntad expresada de manera contundente por la ciudadanía. Para ello aparece como necesario contemplar las conclusiones emanadas de espacios de discusión como fueron los cabildos.
Ahora viene la elección de quienes conformaran la convención constituyente y, posteriormente, se entrará de pleno en la discusión de los contenidos: que debería incluir la nueva constitución. Una de las claves a definir es si se pasará de la orientación de un Estado subsidiario a un Estado de derechos garantizados, lo que parece concitar un acuerdo mayoritario. Esta aspiración requiere un sistema institucional y político robusto. Asimismo, debemos tener conciencia de que esto costará trabajo y mucho esfuerzo. Para hacer realidad los derechos, necesitamos asegurar mínimos como el crecimiento económico y la inversión que permiten generar empleo y asegurar la recaudación fiscal para financiar las políticas públicas.
Frente a las turbulencias vividas este último año, surge la esperanza de que "Aún hay Estado ciudadanos".