Cantinera Batallón Atacama
Héctor Soto , Director regional de Conaf, Raúl Céspedes Valenzuela, Museólogo
Un día 29 de Octubre de 1924 es sepultada en Iquique Filomena Valenzuela Goyenechea, Cantinera del Batallón Atacama N° 1. Filomena nace en Copiapó en 1848. El esposo de Filomena era director de la banda del recientemente formado Batallón Atacama al cual quiso incorporarse para estar cerca de su esposo y su hermano que era Subteniente del mismo batallón.
Como Cantinera, se dedicó a curar heridos y a animarlos con presentaciones teatrales, ganándose el cariño de los soldados que la apodaban la Madrecita
Una mujer de gran talento vocal que junto a su esposo daba presentaciones en el Teatro Municipal de Copiapó antes de la guerra. A este teatro llegaban Compañías que venían directamente desde Italia, y esto existió en la época del auge de las minas de plata de Chañarcillo para crear un rico ambiente cultural y musical donde Filomena destacó.
En su rol de Cantinera del batallón Atacama, participó en la toma de Pisagua el 2 de noviembre de 1879, y posteriormente en la batalla de Dolores el 19 del mismo mes. En la expedición de Moquegua, obtuvo el grado de subteniente por su arrojo en el "escalamiento (del cerro) de Los Ángeles" el 22 de marzo de 1880.
Posteriormente es investida como Subteniente del Ejército en reconocimiento de su abnegado desempeño, siendo la primera mujer que recibe ese honor.-
Filomena prosigue la campaña del desierto y participa en la toma de Tacna y Miraflores en 1881, última fase de su carrera en el ejército, con su regreso a Chile y la posterior disolución del Batallón Atacama, que la trae de vuelta a la vida civil, con los honores del caso.
Al finalizar la guerra, se dedicó a actuar en la compañía del Teatro Novedades de Iquique.
Fue sepultada el 29 de octubre de 1924 a las 17:00 hrs., en el mausoleo Sociedad de veteranos de 1879, nicho 33 en el Cementerio N° 1 de Iquique. La causa de su deceso fue una aneurisma cerebral.
Una calle importante en Iquique lleva su nombre y es una injusticia que esta mujer tan importante para la historia de nuestra región; no tenga una Estatua o lleve una calle su nombre para homenajearla. Aun podemos hacerlo.
El rol de la mujer es esos años no tenía la relevancia de este siglo, por lo que la historia de Filomena Valenzuela es brillante y es extraordinariamente importante de destacar a esta Atacameña que destacó su género brillantemente en la Guerra del Pacífico.
Parcelas de agrado una nueva amenaza para el bosque nativo
Algo en que pensar, si volvemos atrás en el tiempo, la historia nos cuenta que a la llegada de los españoles, existían cerca de 28 millones de hectáreas en Chile. Cifra que comienza a cambiar desde la independencia de nuestro país y se intensifica con el inicio de la colonización en el sur. Según literatura se señala que durante este periodo, se destruyen casi las dos terceras partes del bosque nativo, oscuro periodo, que mediante el uso del fuego se comienza a dar inicio a grandes incendios forestales sin control donde se destruyen bosques milenarios para la habilitación de terrenos para la agricultura.
De acuerdo a investigadores, los habitantes del periodo colonial, el auge de la minería y sus fundiciones destruyeron gran parte del bosque en la zona norte y central de Chile. Luego con la llegada de colonos Alemanes en el sur de Chile, se comienza a destruir en forma sistemática la mayor cantidad de bosque para habilitar terreno para actividades rentables de la época como la ganadería y la agricultura. Esta destrucción de millones de hectáreas tanto para las autoridades de la época, así como para los colonos, era visto como algo natural e inevitable para el desarrollo regional entre Valdivia y Chiloé.
En el siglo 19, se eliminan bosques de roble, lingue laurel, olivillo. La destrucción continúo posteriormente a medida que se avanzaba más al sur, con casi la totalidad de los bosques de alerces existentes en el llano central entre el lago Llanquihue, Puerto Montt y el Océano pacífico, dejando terrenos anegados e inútil para la actividad agropecuaria.
Durante la pacificación de la Araucanía entre los ríos Biobío y Valdivia, a los colonos alemanes se le suman colonos suizos e italianos, destruyendo ahora los bosques nativos del llano central, para terrenos en el uso agropecuarios. Durante la mitad del siglo 19 y la primera del siglo 20, la destrucción de los bosques nativos por incendios forestales, talas y quemas para habilitar terrenos se observaba en gran parte de las regiones centro-sur entre las cordilleras de la costa y de los andes.
Luego durante la segunda mitad del siglo 20, se destruyeron más de tres millones de hectáreas de bosques de lenga, coigue común y coigue de Magallanes en la región de Aysén por la acción de incendios forestales, continuando posteriormente con la destrucción de grandes superficies de bosque de coigue, raulí, tepa y araucaria en la cordillera de los Andes, desde Malleco a Llanquihue (Adison & Lara, 2005; Lara et al., 2012). Hoy se cuantifica cerca de 14 millones de hectáreas de bosque nativo, en las últimas décadas se comienza con fuerza a intensificar la venta y compra de parcelas de agrado en terrenos con bosque nativo tanto en el norte y sur del país, siendo estos habilitados para una segunda vivienda, con la consecuente destrucción de la vegetación, incumpliendo con ello la ley 20.283.