¿Somos del último minuto?
Cuando una nación improvisa en todo, siempre se justifica que lo negativo que le ocurre a los ciudadanos es "en el último minuto". Es como una muleta que apoya al YO dudoso que es preciso justificar con la teoría del tercerismo: "ese tuvo la culpa".
Estábamos convencidos que Colón "descubrió América", cuando buscaba las Indias y otros opinan que estaba detrás del tesoro de los Caballeros Templarios, y por si estaban por allí, pretendía engañarlos con su velas camufladas con las cruces templarias. Buscaba oro para la Corona.
No puede existir otro "descubrimiento" más extraño con esa dominación sangrienta sobre una cultura nuestra que ya existía con los pueblos originarios. ¿Es preciso celebrar eso el 12 de octubre?
Almagro ingresó, más tarde, por el Paso de San Francisco, dicen unos, y otros por el Paso de Pircas Negras, a Chile, produciéndose la primera matanza de aborígenes en el Pueblo de San Fernando, valle de Copiapó. ¿Por ello debemos nombrar como Diego de Almagro a una de las nueve comunas de Atacama y que Copiapó denomine así también a uno de sus tradicionales callejones precisamente en el lugar donde el tipo perpetró la matanza de diaguitas?
Las ambigüedades históricas prosiguen con establecer que el general Manuel Baquedano es un héroe debiéndole levantar un monumento en la Plaza Italia, o Plaza de la Dignidad para cada vez más chilenos.
En el siglo XIX, el hombre, junto a otros militares "pacificaron" la Araucanía a punta de balas, asesinando a más mapuches que las soldadescas de Pedro de Valdivia y cumpliendo la orden de los gobiernos de los "criollos" de la burguesía, repartió las tierras ancestrales entre esos burgueses, provocando el conflicto que tenemos hasta ahora. ¿Baquedano debe tener un monumento por ello?
Llamamos Guerra Patria a la Guerra del Pacífico cuando no fue otra cosa que una guerra de intereses de Gran Bretaña y algunos chilenos socios de la Gibbs and Sons que explotaban el salitre boliviano de la zona de Antofagasta ( los ministros de Guerra y Hacienda de Anibal Pinto, entre otros). Por ello murieron 25 mil ciudadanos de Bolivia, Perú y Chile, que nunca supieron porqué.
Nuestra historia está plagada de crímenes: Portales, Manuel Rodríguez, los Carrera. O´Higgins debió huir al Perú para salvarse. El parlamentarismo hizo suicidarse a Balmaceda, en la embajada de Argentina, suelo extranjero.
Salvador Allende vivió su último día el 11 de septiembre de 1973, tras la conjura de las FF.AA., civiles y el Pentágono (nunca aparecieron los 12 mil guerrilleros- comandos extranjeros que dice que estaban en Chile el ex presidente de RN, Carlos Larraín, según confesión al periodista S. Pavlovic).
Esa ambigüedad que fabrican las mentiras históricas, posiblemente haya marcado el YO interno de cada ciudadano que justifica la pérdida del partido ante Uruguay "en el último minuto" ´por esa "mano" del jugador uruguayo con esa pelota que rebota en su extremidad, sin que el hombre vaya al balón. Lo justificamos todo. Culpamos a la "mala suerte", al "infortunio", a la "mala leche" del árbitro, sin analizar cómo jugamos al fútbol.
¿Tan fregrados estaremos que el YO de los chilenos necesita muletas de justificación?
Osman Cortés Argandoña
Plebiscito
Por meses los adultos mayores hemos tenido que permanecer encerrados en nuestros hogares para protegernos de la pandemia. Eso está bien, pero pareciera que ahora ya no importa ese cuidado para el día 25 de octubre: ¿será porque el 50% de los actuales diputado(a)s podrán ser electos y ocupar dos cargos públicos a la vez?
Mauricio Pilleux Dresdner
El "pago de Chile"
Octubre es un mes especial en el recuerdo de nuestro prócer, al inicio del mismo ocurrió la batalla de Rancagua en el año 1814 y al aproximarse su término, pero en el año 1842, Bernardo dejó su existencia terrenal. Desde que abandonará voluntariamente el poder a principios de 1823, mismo año en que se trasladó al Perú donde fijó su residencia, sufrió no solo los sinsabores propios del destierro y de la lejanía de su suelo natal, sino además, fue objeto de todo tipo de ofensas y acusaciones falsas, destinadas a afectar su imagen delante de sus conciudadanos, los mismos por los que tanto entregó. No solo se le privó de su grado militar, sino además, se le negó el pago de sus remuneraciones. Al morir, se prohibió por décadas que sus restos fueran repatriados, para que descansaran en el terruño que tanto había amado, más aún, al traerlos se le enterró en Santiago y no en Concepción, lo que había solicitado en su última voluntad.
Antonio Yakcich Furche , presidente del instituto O´Higginiano de Rancagua