Desnudez
Carlos Martin Prunotto , Vicepresidente capítulo Atacama Fundación Chile Descentralizado...desarrollado, Claudia Peñailillo Cronoro, Periodista y Licenciada en Comunicación Social
Frente a su figura, se despoja poco a poco de sus ataduras. Deja entrever sus debilidades. Se agitan las ideas, pero se balbucean casi en silencio. Vuelve cada semana, cada mes, por un par de años. Es el espacio ideal para poder decir todo lo que oprime por dentro, lo que duele, lo que condiciona, lo que lastima a rabiar. Sin duda que, la desnudez que nos permitimos frente a nuestro terapeuta es saber reconocer que con ayuda profesional podemos salir adelante.
Un tratamiento psicológico o psiquiátrico conlleva una decisión valiente para desnudar nuestros problemas en tiempos donde predomina el ocultar nuestros sentimientos. Pareciera ser que es mal visto en el entorno laboral o estudiantil, que una persona requiera la ayuda de un especialista.
Cuando las demandas sociales están encaminadas a mejorar ciertas falencias y a exigir igualdad de oportunidades con una mirada justa y equitativa; no siempre el alto costo que significa hoy en Chile la salud mental es prioritario para el Estado o para la clase política.
Mejorar las sociedades pasa muchas veces por algo tan indispensable como lograr comunidades mentalmente más saludables. Las depresiones, los cuadros de angustia, el surmenage, entre otros diagnósticos médicos, deben ser tratados con suma urgencia y así evitar la generación de reacciones y complicaciones que pueden ocasionar serios trastornos en quién o quiénes los padecen.
La postergación, a buscar ayuda, muchas veces obedece a que no existen las condiciones económicas o un sistema previsional que permita cubrir en gran medida los gastos. Ni las Isapres o Fonasa cuentan con programas que faciliten a los usuarios el poder someterse a varias sesiones con profesionales de la salud. Los bonos para consultas o test psicológicos específicos son de costos elevados y con un límite en su cantidad para que puedan ser bonificados. El pagar de forma particular es otra complicación económica.
Por eso, es menester modificar ciertos parámetros que condicionan la atención en la salud mental. Algo que bien podrían liderar parlamentarios comprometidos por el bienestar de quienes tanto lo necesitan.
Aciagos días para nuestra patria
Lo más probable es que mi comentario de hoy, no interprete a mucho pero tengo la obligación moral de expresarlo, alejándome de los temas propios de la descentralización que son los que me han ocupado en esta columna que me permite el Diario Atacama.
Chile vive aciagos días. Así es, se cierne sobre nuestra patria sombras de dolor, destrucción, mayores niveles de injusticia y menores niveles de progreso y libertad.
Aclaremos: Chile posee el nivel de desarrollo más alto de latinoamérica. Nuestros indicadores socio económicos son de los mejores en el vecindarios. Ingreso per cápita; niveles de mortalidad infantil; porcentaje de la población con acceso a los servicios básicos, a vivienda, a la educación en todos los niveles; expectativas de vida; nivel de ingreso y acceso de los niveles más vulnerables. Todo lo anterior a modo de ejemplo, pero nos han hecho creer que el país se encuentra en condiciones desastrosas en términos sociales.
Entonces: no es cierto lo que hoy se pregona por todos los medios y las masas e intelectuales hacen suyo como un dogma social indiscutible
Que existen injusticias e inequidades. Sí, eso es efectivo. En muchos aspectos, producto de políticas públicas inadecuadas, de la concentración del poder político en algunos pocos que manejan casi todo desde el nivel central.
Sí; eso es efectivo.
Pero la solución se debe dar, respetando las instituciones democráticas y no transformar el sistema en un eufemismo para establecer un régimen pseudo democrático. Si no recuerden a Orwell, en que la granja termina siendo gobernada por una dictadura de los cerdos, o en el mejor de los casos viviremos en un país mediocre en todos los ámbitos.
Cómo resolvemos las reales (y no las ficticias) injusticias sociales, distributivas y de todo orden; generadas entre otras causales por la centralización política. Sólo con respeto a la institucionalidad democrática del sistema, con mayores grados de libertad, con mejores políticas públicas y principalmente con mayor trabajo y esfuerzo personal. Lo demás es una falacia, algo que en definitiva y en el mejor de los casos nos transformará en una sociedad mediocre, chata y oscura.
Pero la mayor inequidad que existe en Chile es valórica. Personas que sólo aprecian sus derechos, que son hedonistas, consumistas y que desean obtener las cosas con el menor esfuerzo.
La mayor inequidad son muchos líderes políticos y sociales que no siempre son ejemplo de servicio.
No nos dejemos arrastrar por el odio, la violencia y la exacerbación de la lucha ideológica. Trabajemos por construir y mejorar, no por destruir y respetemos la democracia y las instituciones que son frágiles y después muchos serán arrepentidos, cuando sea muy tarde.