En Chile existe una problemática histórica asociada a la presencia de perros (Canis familiaris) que deambulan sin supervisión en las calles y los espacios públicos. La situación de los animales mantenidos de manera irresponsable o directamente abandonados, ha suscitado un debate constante en la sociedad respecto al manejo de los perros deambulantes, los efectos de las políticas públicas y la efectividad de la legislación vigente.

Sin embargo, pocas veces nos detenemos a reflexionar respecto a las condiciones de tenencia de mascotas en nuestro país y el rol de las personas en esta responsabilidad. Y es que los perros no llegaron solos a las ciudades, al campo y a las islas. Siempre ha sido un ser humano el que ha facilitado la migración, mantención y resguardo de estas especies, especialmente los caninos.

Los perros son considerados como parte de la familia, vínculo que se ha estrechado en los últimos años, aumentando la cantidad promedio de animales en las viviendas. Hacernos cargo de esta realidad es muy importante, pues no todas las personas tienen la capacidad, condiciones o conocimientos para mantener responsablemente a un perro, lo que representa el origen de la problemática en el país.

El no poder garantizar condiciones mínimas de tenencia de animales, como, por ejemplo, condiciones de seguridad (que no salgan de tu propiedad), de higiene (manejos sanitarios y de heces) o aspectos básicos como disponibilidad de alimento adecuado para la especie representan factores que ponen en riesgo el bienestar animal, la convivencia entre las personas y a otros animales, que deben ser prevenidos.

El hecho es que para reducir la cantidad de animales en las calles es necesario controlar de forma más estricta a los dueños y dueñas, a las personas, debido a que la evidencia y la experiencia nos dicen que los perros son una especie que depende de los humanos para prosperar y reproducirse con éxito, por lo que esta relación estrecha no puede ser ignorada al momento de tomar decisiones sobre cómo manejar esta población de animales en nuestro país.

La política hoy y hace años se ha transformado en sinónimo de apatía y desinterés y, en ese contexto, analizarla es antipopular en lo general. Hacerlo por segunda vez podría ser considerado un sinsentido y gasto de tiempo.

Sin embargo, es de un tema que como sociedad debemos hacernos cargo y por ello, es que se hace necesario ahondar en lo expuesto ayer en este mismo espacio acerca del error del Presidente Gabriel Boric de condicionar el avance del sistema político al avance de las reformas previsionales y tributarias, más si el propio Mandatario matizó ayer sus dichos en Enade, donde mencionó que promoverá un acuerdo entre los distintos conglomerados para avanzar en el tema.

Como se advirtió en este espacio esto último era un error (no un chantaje, como dice la oposición) y qué bueno que haya un giro porque finalmente un mejor sistema político dará más validez a otras reformas y debería permitir encauzarlas de mejor forma.

El asunto es quién cederá ahora y cómo finalmente harán los avances. Sabida es la idea de que los partidos políticos tengan un piso mínimo de un 5% de votación. ¿Estarán dispuestos a negociar esto? Ningún conglomerado funciona en base a "sacrificios" y se mueven en torno a negociaciones, que en este contexto se visualizan bastante duras. Incluso no es descabellado pensar en "alianzas de partidos chicos, de izquierda, de centro y derecha".

Por otra parte el cómo hacer el cambio es otro punto. Ninguna reforma política ha revertido el desencanto de la ciudadanía con la política, pasando desde el fin del binominal, la aparición de nuevas fuerzas y ni siquiera hacer dos procesos constitucionales de forma democrático, dado que fueron rechazados. ¿Quién tendrá la llave mágica?