Recientemente, se efectuó el XXIII Plenario de Autoridades del Comité de Integración Atacalar, Chile-Argentina, evento que se desarrolló en Copiapó y Caldera, ocasión en la que el suscrito fue invitado en su condición de presidente de la Corporación de Desarrollo de Chañaral. En el acto inaugural, se oyeron los consabidos discursos de autoridades chilenas y argentinas en relación a la integración entre ambos países. Alocuciones de buenas intenciones que escuchamos desde hace treinta años. El Atacalar se inició en el año 1996, pero los sueños de integración por el Paso de San Francisco comenzaron en el siglo XIX, consolidándose los primeros acuerdos en la década de 1980.

Desde mi particular apreciación, rescato en este plenario sólo las palabras del Gobernador Regional, Miguel Vargas, quien señaló con claridad que la prioridad vía Paso San Francisco hacia Atacama, "va con dirección hacia Chañaral" y luego por otras rutas, tema que hace más de 17 años quedó plasmado en la estrategia de desarrollo regional. Además, planteó que el objetivo principal es construir en la región un puerto multipropósito para que productos agrícolas, mineros y otros sean exportados en el futuro a mercados del Asia Pacífico. Asimismo, indicó que se terminará con la pavimentación de 70 kilómetros hacia el Paso de San Francisco por el sector chileno, ya que la ruta por el lado argentino se pavimentó hasta el límite hace más de 20 años, agregando que hay que mejorar los servicios en el complejo aduanero fronterizo.

En conclusión, hay bastante que hacer en este lento y dilatado proceso de integración. Lo dijo el Gobernador "es nuestra tarea transformar los sueños en acciones concretas", anhelo de visionarios como el Intendente de Atacama, Luis Fuentealba Zúñiga, quien hace 55 años en charla dictada en sesión rotaria efectuada en Chañaral en enero de 1969, se refirió a la integración chileno-argentina por el Paso San Francisco, ante la presencia de presidentes rotarios de Catamarca, La Rioja y Chilecito. Igualmente, se reconocen las perseverantes gestiones de Julio Palma, Roberto Masso, Daniel Romero y otros prohombres en pro de este esperanzador sueño.

Durante la semana pasada la preocupación por la baja segregada se tomó a la ciudadanía dados los pronósticos que se daban desde distintas partes. Los meteorólogos concordaban en que podrían pasar situaciones complejas, registros internacionales daban hasta más de 30 mm. en comunas como Copiapó y en redes sociales pseudoespecialistas comparaban la situación con el 25M. Un par de días antes había más tranquilidad dado que -como se informó en este medio- la isoterma sería menor que en 2015 y las lluvias se concentrarían en un día. Las obras de entidades como el MOP y Minvu funcionaron en sectores como el río Copiapó y ciertamente se estaba mejor preparado.

Pero eso no quiere decir que el balance sea totalmente positivo. Hace décadas que calles de la capital regional terminan inundadas y en el contexto del fin de semana no fue una sorpresa para los vecinos de la Alameda o Ramón Freire hayan terminado con el agua hasta arriba. ¿Será posible que se cuente alguna vez con colectores de agua lluvia como se pensó hace unos años?

Mientras que en cuanto a recintos, lamentable fue lo que pasó con establecimientos educacionales del SLEP nuevos que terminaron con daños, al igual que el estadio Atlético Ramón Tapia Chambilla. Pero no solamente eso, recintos comerciales terminaron anegados y debieron cerrar sus puertas el sábado, siendo multados incluso un grupo de estos el domingo por funcionar sin condiciones.

Se trabaja mucho con la consigna de que en la región llueve poco, y ello termina por contar con infraestructura que no está acorde para enfrentar eventos climáticos como el del fin de semana. ¿Habrá alguna vez un cambio de paradigma?