Un recorrido por los tiempos, demuestra que todo necesariamente armoniza con una narrativa a lo menos, interesante. No siempre podemos confirmar tal fenómeno, así la contingencia nos obliga a ver otras cosas más cotidianas, incluso, de aquellas que esperamos, demuestren un tono distinto a lo que la historia nos enseña. Sabemos de antemano lo importante de los avances, pero ello no es tan provechoso como las mismas experiencias.

Los fundamentos, son herencias que simpatizan, a veces, con las ideas que se presentan en el camino, pero el criterio para dar oportunas observaciones, sin duda, son relevantes para nuevas definiciones. Todo esto, hace que las vivencias tengan mayor significado. Aunque, no siempre es atendible para la mayoría. De ahí, es necesaria la política, cosecha de las decisiones y expectativas. Creando formas y destinos propios de la aventura de simpatizar con miradas menos riesgosas. ¿Es una forma de convivencia, o es el constante aprendizaje el que nos lleva a estas aventuras?

No nos ausentamos, cuando sabemos que existe la oportunidad para ser parte de cambios. Pero, cuando estos gestos no son los esperados, entonces, convenimos que la representación y el poder, son soluciones claves. Avanzamos, sin querer, eso es un manifiesto interesante de asimilar.

Los tiempos modernos, requieren que estos detalles sean vistos con más atención, y respecto a cuanto efecto tiene, probablemente rima con las apreciaciones.

Actualmente, nos movemos en un mundo con muchas manifestaciones, escenarios inquietantes, esperando que las aguas calmen. Lo mismo, ocurre con nuestras inquietudes, personales o colectivas. De las que, casi todas coinciden con las medidas para destacar en lo posible, el paso siguiente. Finalidad que las sociedades tienen como forma de identidad, destreza y signos de vida.

La tarea mayor, es saber leer estos encuentros. Donde una línea, párrafo o símbolo. Derivan en hacer las cosas con signos a largo plazo. Una medida poco común, pero con sentido realista.

Se dice que en política, todo vale y que es sin llorar, conceptos en que políticos se han escudado para validar su actuar y hacer "un mejor" país. La política del que grita más fuerte o citar a Maquiavelo (el fin justifica los medios) son parte de la dinámica y han afectado incluso a ex Presidentes como Ricardo Lagos, que pese a su legado, ha sufrido el desprecio de parte de sus pares.

Pero ¿por qué es así? ¿cuándo comenzó a ser aceptada? ¿acaso es un "principio" inevitable con la actividad?

La respuesta, haciendo una reflexión, es no. Esta especie de exigencia para vincularse a la política es uno de los grandes flagelos y permite y justifica el actuar de personas como el panelista de Sin Filtro y vicepresidente del partido Demócratas, Gabriel Alemparte, quien se burló de la apariencia del seremi de Educación Pablo Selles al relacionarlo con personaje Tattoo de la serie La isla de la Fantasía. "El avión, el avión", comentó.

Que un posible candidato a gobernador de la Región Metropolitana emita estos dichos es de una bajeza tremenda, más si se dice ser de un partido de "centro" y "serio".

En las redes se ha dicho que Selles gritó a Carabineros (en video que se hizo viral cuando asumió) y que sectores de izquierda se han burlado del fallecido Presidente Sebastián Piñera, lo que demuestra más inmadurez porque se quiere jugar al empate. ¿Acaso esto se trata de quién dijo o hizo más?

Se habla de la gestión de Selles, pero nuevamente se cae en el error del empate mezclando las cosas.

En este contexto, aunque en una dimensión que podría ser más dañina, se debe condenar de todas las formas posibles el ataque a la Casa de la Memoria y la sede del Partido Comunista.

En las redes, ya aparecieron sujetos justificando lo ocurrido e incluso comenzaron a aflorar fake news, lo que es una muestra clara que estamos en una sociedad distorsionada en ciertos niveles. Nuevamente acá la pregunta es ¿por qué se juega al empate?

Cuando se dice la "política es sin llorar", se le asocia a resilliencia lo que está lejos de la realidad. Más bien, es una actitud cavernícola y que puede potenciar actos tan reprochables como los descritos.