Hace unos meses, el cantante mexicano Luis Miguel, llenó 10 veces el Movistar Arena, además de anunciar que vuelve en marzo a "llenar" el Estadio Nacional. Si bien se agradece que artistas de esa talla vengan al país, generaba algo de preocupación el segundo plano en que muchas veces quedan las bandas nacionales.
Pero si alguien tenía dudas, todas quedas disipadas en una semana. Los Tres, mítica banda de los 90, anunciaba su regreso con una serie de conciertos en Concepción y Santiago, los cuales se vendieron rápidamente. Es más, sorpresivamente se presentaron en su natal Concepción de forma gratuita, donde cerca de 20 mil personas disfrutaron un breve, pero contundente, show. Lo más importante: muchos jóvenes, principalmente escolares, corearon temas que, probablemente, escucharon sus papás.
Pero eso no es todo, en agosto, Los Bunkers, que a comienzos de año volvieron en gloria y majestad tras 10 años de ausencia, anunciaban dos conciertos en el mítico Estadio Nacional, igualando el récord que lograron Los Prisioneros, en su regreso en 2001.
El principal recinto deportivo del país, es el Aula Magna de los conciertos. Artistas de la talla de The Rolling Stones o U2 han pasado por el lugar, pero que un connacional lo haga, es casi utópico.
Por eso el hito de Los Prisioneros era prácticamente inigualable hasta ahora, y es ahí la gracia de Los Bunkers. Se puede.
La música chilena ha evolucionado con el correr de los años. Desde las grabaciones casi románticas e imposibles de los grupos previo a Los Prisioneros, a uso de computadores y sintetizadores en la actualidad.
El retorno de este tipo de bandas, viene a llenar espacios que paradójicamente son cada vez más difíciles de cubrir, pero al menos, queda la sensación de que el producto nacional puede competir de igual a igual con el producto internacional.
Nota aparte es la música urbana, muy popular pero carente de tejido musical especializado. Donde un computador, y letras sin mucho contenido, pueden confundir la carencia calidad con ingresos millonarios.
Ojalá en el futuro podamos ver más bandas chilenas que logren o superen el hito de Los Prisioneros y Los Bunkers, llenar dos veces el Estadio Nacional. Y que no pasen otros veinte años para volver a verlo.