Líneas que se construyen en un trayecto que deja mayor expectativa, más una gran oportunidad de cambios solicitados desde distintos actores. Hacen del actual escenario un bien que, podría ser tomado como un paso más hacia el desarrollo realista. Digamos que, dentro de un contexto de altas posibilidades tanto políticas como económicas, es al parecer, fuerte razón para recordar qué debería existir de fondo. Hablamos de miradas modernas, actualizadoras desde el punto de vista social, además, productivo.
El mundo se encuentra asociado de alguna forma en una transformación muy profunda. Las clásicas rivalidades, aquellas con las que acostumbramos relacionarnos, ya no son un buen argumento para distanciarse, aunque, sin olvidar el significado proteccionista que este tiene. Es decir, mucho más que una idea de seguir construyendo, es el sentido modernizador que a este le acompaña. Las iniciativas sobran para hacerse campo y participe de estos cambios, pero de todos modos, las observaciones no acaban.
Seguimos un modelo basado en herencias con plazos determinados, misma interpretación está en cómo cambiar tales signos, antes que otros complementos se vean afectados con mayor detalle. La historia nos enseña de vez en cuando que estas anomalías en algún momento llegarían, ya que narrativas comprometidas, en espacial, políticas. Brindan un panorama más claro de lo que se espera. Asimismo, las relaciones entre naciones, significativamente despiertan tal reencuentro. Hablamos siempre de encontrar puntos en común, de los que en ello convergen sociedades más novedosas.
Por último, y la razón más evidente. La consolidación después de una seguidilla de sucesos poco comunes, permite más entendimiento, y menos oídos sordos. Hoy, es mucho más amplio el espacio para equivocarse, pero al mismo tiempo, mayores las oportunidades de crecer y encontrarse con una respuesta más satisfactoria sobre determinados conceptos hacia un desarrollo más cercano. Misma razón para sostener la idea de que los tiempos han cambiado.