Correo
Proyecto Arco del Triunfo en Copiapó
Señor director:
Mediante la presente, me permito aludir a la crónica aparecida en la edición del lunes 22 de mayo en curso en el diario de su digna dirección, bajo el título de "Municipalidad de Copiapó apuesta por nuevo arco del triunfo", la que a mi juicio no se sujeta al rigor verídico en su contenido y, al mismo tiempo, procede a emitir juicios calificativos, según paso a señalar.
En primer lugar, esta obra "alegórica", como la califica el escritor, no fue derribada por orden del Consejo Nacional de Monumentos, sino que por instrucción del propio alcalde de la comuna, Marcos López Rivera, quien al momento de asumir el cargo lo hizo con un claro prejuicio hacia este simbólico arco, como también respecto de las estatuas doradas, tal como es posible comprobar en notas de este mismo diario, publicadas durante la campaña electoral de entonces.
El accionar del señor López estuvo basado en la opinión negativa que también aportó el Consejo de Monumentos Nacionales, pero sin que -al momento de proceder al desarme- tuviera a la vista estos documentos como respaldo para su cuestionable decisión, toda vez que el citado arco aportaba a la valoración histórica de los batallones de Atacama y, al mismo tiempo, estaba constituida en una pieza de carácter turístico identificatorio de la comuna, junto al cual se fotografiaban muchos ocasionales visitantes.
Al respecto, me asombran algunas inquietudes que me permito manifestar. ¿Por qué el señor alcalde no dejó en pie este simbólico arco hasta que tuviera aprobados los recursos y permisos para construir otro nuevo, con materiales más sólidos?, teniendo presente que "lo que abunda no daña", como dice un sabio y antiguo refrán popular.
La respuesta es simple: su objetivo fue destruir y borrar todo vestigio de mi exitosa gestión, tal como lo prueba el temporal retiro de los contenedores de basura instalados en las calles céntricas, con la pueril finalidad de cambiarles el color, en un gasto innecesario de recursos para el municipio.
Segundo: ¿por qué esperar un periodo preeleccionario que se avecina para reflotar el tema?, sabedor de que el copiapino auténtico defiende y valora el patrimonio histórico material e inmaterial de su comuna. Evidentemente, su intención es esperar réditos políticos, aludiendo a un falso sentido de identidad y pertenencia que nunca lo ha tenido.
Tercero: No puedo dejar de hacer notar mi asombro por el elevado costo del proyecto ($ 870 millones) que, seguramente, tendrá una "ampliación de obras" y llegará a los mil millones de pesos, recursos que distan más de diez veces respecto de la modesta inversión realizada bajo mi gestión con el propósito de resaltar una histórica efeméride nacional.
Ante el repentino sentimiento atacameño surgido en la autoridad comunal, también hago notar que transcurridos siete años desde que asumió el municipio en mi reemplazo, no ha realizado ninguna gestión en el interés de "regularizar" las estatuas de los "Grandes de Atacama", si es que dice apreciar tanto nuestra historia regional y sus personajes ilustres que nos enorgullecen a quienes somos nacidos y criados en esta tierra. Lo presente, sin considerar que aún falta instalar la estatua del gran poeta y escritor costumbrista José Joaquín Vallejo, en las inmediaciones de los liceos de Música y "José Antonio Carvajal".
Maglio Cicardini Neira, ex alcalde de Copiapó
Día mundial de la esquizofrenia
Señor director:
"Tengo esquizofrenia, no tengo amigos y tampoco puedo trabajar" "Mi hijo tiene esquizofrenia, es mejor no decirle a nadie". Estas son frases comunes de encontrar en las personas y familias que tienen un diagnóstico grave de salud mental como lo es la esquizofrenia. Según los últimos datos relevados por la Organización Mundial de la Salud, la esquizofrenia es un trastorno mental grave que afecta a más de 21 millones de personas en todo el mundo, mientras que en Chile se estima que el 1% de la población padece esta condición. Dichos individuos usualmente deben lidiar con el estigma asociado a este diagnóstico, provocando consecuencias negativas en las personas y su núcleo familiar más cercano, transformándose en la barrera principal para lograr su plena inclusión social.
Si bien no hay cura para esta enfermedad, las personas que presentan este diagnóstico pueden vivir vidas significativas e independientes, lo cual se puede lograr a través de un abordaje integral de tratamiento y con un adecuado apoyo social, siendo fundamental el empoderamiento de las personas, con el fin de disminuir principalmente el autoestigma. Por lo anterior, el rol de los profesionales es fundamental, ya que el centrarnos en las habilidades de la persona y no en el diagnóstico, permite romper el ciclo de la estigmatización y apoyamos los procesos centrados en la inclusión social.
Yordana Fuenzalida Valenzuela, académica de la Escuela de Terapia Ocupacional Universidad de los Andes
El pago proporcional
Señor director:
Tengo una PYME de souvenirs y libros para pintar patrimonio arquitectónico. El año pasado me tocó pagar cerca de $70.000 (con descuento) por no haber pagado $100 a tiempo al SII. Honestamente, por olvidarme, no tenía el hábito de estar atento a todas las fechas. Después de pagar 700% de lo adeudado al Estado, nunca más se me olvidó pagar a tiempo ni revisar los formularios.
El horizonte de castigo llegó, actuó y no distinguió motivos. Yo aprendí la lección y no volví a fallar.
Por eso, me da algo de esperanza ver que el proyecto de ley que sistematiza delitos económicos y ambientales avanza. Porque si los castigos fueran en función al monto adeudado/defraudado, de seguro se piensa dos veces (al menos eso quiero creer). 100 horas de clases de ética parecen un chiste versus reponer con creces lo mal habido u omitido. Quizás, sólo quizás, el castigo real y doloroso (al bolsillo) reemplace la falta de decoro y principios que existen tras los delitos de cuello y corbata en este país.
Mauricio Urrutia V.