La famosa frase "too big to fail" fue popularizada durante la crisis financiera de 2008 para describir la disyuntiva que tenía el gobierno de Estados Unidos entre rescatar o dejar colapsar a los gigantes financieros envueltos en la crisis que, como hoy es sabido, en gran medida ellos mismos causaron. La famosa frase coincide con la actual situación de las isapres en Chile.
Al igual que los bancos estadounidenses, hay consenso en que la actual situación es en gran medida responsabilidad estas mismas empresas. Ya en 2010, el Tribunal Constitucional dictaminó que las tablas de factores eran inconstitucionales por realizar discriminación de precios. Más de dos millones de fallos judiciales sentenciaron que los aumentos unilaterales en los precios de los planes de salud eran injustificados. El negocio se sostiene únicamente porque puede infringir sistemática y reiteradamente la ley, e incluso la constitución.
El problema no es que empresas privadas quiebren, sino los más de tres millones de usuarios del sistema que quedan a la deriva con sus prestaciones de salud, consecuencia de haber dejado en manos de privados y con escasa fiscalización un servicio básico.
Actualmente nos enfrentamos a una disyuntiva similar a la que enfrentó EE.UU. Hoy, todo parece indicar que el camino elegido será distinto. Proteger a los usuarios no necesariamente es sinónimo de salvar a las isapres. Incluso aunque no tuvieran que devolver los más de $1,2 billones por cobros excesivos a sus clientes, las clínicas denuncian que las isapres les deben $500 mil millones en prestaciones ya realizadas. El Sistema Judicial ha sentenciado que no pueden subir los precios de manera unilateral, y la Corte Suprema los obligó a usar la tabla de factores de la Superintendencia de Salud.
El sistema es inviable de la forma que existe bajo la legislación vigente. Increíblemente, hay quienes abogan más por cambiar la legislación vigente, y pasar por alto fallos judiciales, para que el sistema actual pueda sobrevivir un tiempo corto adicional. Mas temprano que tarde debe haber una reforma importante a los pilares del sistema de salud. Sin embargo, también debemos salir de la lógica que existe una única reforma de salud posible. No necesariamente una reforma al sistema implica una salida completa del sector privado.