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Djokovic se sincera: "La amistad con Nadal y Federer es imposible al ser rivales"

TENIS. El serbio recordó que antes hasta salía a cenar con el español. "En los últimos 15 años lo he visto más que a mi madre", declaró.
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El serbio Novak Djokovic, uno de los integrantes del "Big-Three" formado también por el español Rafael Nadal y el suizo Roger Federer, dejó claro que, pese a tener una relación "cordial" y de "admiración" para con ellos, no ha entablado una "amistad" al ser rivales sobre la pista.

Djokovic, siempre en el ojo del huracán, más aún estos últimos tres años por su decisión de no vacunarse contra el covid-19, se sinceró en una entrevista con el "Corriere della Sera" en la que habló de su infancia, de la pandemia y de su rivalidad con Federer y Nadal.

"Federer y yo nunca hemos sido amigos, entre rivales no se puede; pero nunca hemos sido enemigos. Siempre he tenido respeto por él, fue uno de los más grandes de todos los tiempos. Tuvo un impacto extraordinario, pero nunca he estado cerca de él", confesó.

"Nadal y yo somos dos somos géminis, al principio hasta íbamos a cenar juntos. Pero incluso con él la amistad es imposible. Siempre lo he respetado y admirado mucho. Gracias a él y a Federer crecí y me convertí en quien soy. Esto nos unirá para siempre. Nadal forma parte de mi vida, en los últimos quince años lo he visto más que a mi madre", añadió.

"no soy antivacuna"

El de Belgrado fue el protagonista deportivo durante la pandemia al negarse a vacunarse, pero no se considera un antivacuna, sino alguien que lucha por el derecho de libre elección.

"El 95% de lo que se ha escrito y dicho en la televisión sobre mí en los últimos tres años es totalmente falso. No soy un antivacunas y nunca he dicho que lo fuera. Soy proelección: defiendo la libertad de elección. Es un derecho humano fundamental ser libre para decidir qué cosas inyectarse en el cuerpo y cuáles no", explicó.

Comentó cómo fue estar detenido en Australia por no estar vacunado: "Estuve en una prisión. No pude abrir una sola ventana. Me quedé menos de una semana, pero encontré gente joven y refugiados de guerra que llevaban mucho tiempo allí".

"Soy hijo de la GUERRA"

Djokovic vivió en carne propia una guerra cuando era solo un niño y ahora ve en Ucrania el reflejo de aquello que sufrió.

"Me despertó una explosión. Mi padre gritó: ¡Nole, tus hermanos! Aún no tenía doce años, pero era el mayor. Cogí a Marko y a Djordje y salimos a la calle. Eran las tres de la mañana, había humo de bombas en la calle. Me caí, me raspé las manos y las rodillas, miré hacia arriba y mis padres ya no estaban, escuché un estruendo que venía hacia mí, miré hacia el cielo y vi pasar dos F-117. Tiraron dos cohetes contra el hospital militar que explotó a quinientos metros de nosotros", relató.

"Lo único que puedo decir ahora, como hijo de la guerra, es que en la guerra nadie gana. La guerra es lo más feo de la vida, el peor invento del hombre, la peor idea de la historia. He visto dos guerras, la civil en Yugoslavia y el bombardeo de Belgrado por parte de la OTAN, he visto el sufrimiento de mi familia, la pobreza de mi país. La guerra es mucho más grande que nosotros, solo puedes orar a Dios para que termine mañana. Desafortunadamente, la guerra en Ucrania es lenta y cada día se vuelve más devastadora", añadió.

La guerra condicionó su vida y la de sus padres, que tuvieron que mezclarse con los prestamistas ilegales serbios para que tuviera un futuro en el tenis. "Con la guerra lo habíamos perdido todo. La matrícula de la escuela de tenis costaba cinco mil al mes. Mi padre lo hizo para hacerme entender que yo tenía una responsabilidad. Fue a los prestamistas. Criminales. Serbia en ese momento era un lugar peligroso", confesó.

Encuentro con un lobo

El tenista, actual número dos, relató un curioso encuentro con un lobo que lo marcó de por vida.

"Mi padre me llevó a esquiar. Un día estaba solo en el bosque y me encontré con un lobo. Sentí un miedo profundo. Nos miramos durante diez segundos, los más largos de mi vida; luego giró a la izquierda y se alejó. Sentí un sentimiento muy fuerte que nunca me ha dejado: una conexión de alma, de espíritu. Nunca creí en las coincidencias, y ese lobo tampoco" explicó.

"El lobo simboliza mi carácter. Soy muy apegado a mi familia y trato de estar disponible para todos; pero a veces tengo que estar solo. Me mantuve conectado con ese lobo también porque el lobo es sagrado para nosotros los serbios. Es nuestro animal totémico. Es el símbolo de una tradición nacional, de una fe ancestral que precede al cristianismo. Una religión antes de la religión", añadió.

Además, comentó su encuentro con la extenista y exentrenadora serbia Jelena Gencic, su descubridora deportiva.

"Mis padres regentaban una pizzería y justo enfrente construyeron las canchas de tenis. Yo tenia seis años y fue una suerte que Jelena apareciera. No había lugar para mí en el campo y desde detrás de la valla veía jugar a los otros niños. Jelena se acercó y me preguntó: buenos días, ¿sabes lo que es el tenis? Respondí: ¡sí, ayer vi la final de Wimbledon! Y ella: ¿quieres probarlo?", dijo.

"Y Jelena vio algo dentro de mí. Todo lo aprendí de ella. Si soy tan perfeccionista, es porque ella lo era. Me hizo crecer como hombre, me preparó para la vida", sentenció.

Marcelo Bielsa, otro "loco" en Uruguay

CLASIFICATORIAS. Triunfos y fracasos del rosarino que marcó a la Roja.
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Admirado por muchos de sus colegas y dueño de una extensa carrera que lo llevó por distintas partes del mundo, Marcelo Bielsa es uno de los entrenadores que marcó una época en el fútbol moderno.

Nombrado este lunes como nuevo director técnico de la selección uruguaya, el argentino se convertirá en otro "Loco" que buscará escribir su página en la gloriosa historia de la Celeste.

Lo hizo "el Loco" Ángel Romano entre 1911 y 1927 cuando en los 70 partidos que jugó conquistó seis veces la Copa América y en una el oro olímpico.

También "el Loco" Sebastián Abreu, quien en el período 1996-2012 jugó los mismos encuentros y ganó una Copa América, al tiempo que marcó el histórico quinto penal que le dio a la Celeste el pase a las semifinales en el duelo ante Ghana en el Mundial de Sudáfrica 2010.

Nacido en la ciudad de Rosario en julio de 1955, Bielsa comenzó su carrera como futbolista en su Newell's Old Boys para luego defender a Instituto y Argentino de Rosario.

Nieto del reconocido abogado Rafael Bielsa y hermano del excanciller Rafael Antonio Bielsa, "el Loco" abandonó la actividad profesional en 1980, diez años antes de comenzar la de entrenador.

Elogiado por Pep Guardiola, quien aseguró que el argentino es una de las personas que más admira en el fútbol, Bielsa comenzó su carrera como Técnico en 1990 y otra vez en Newell's.

Con el equipo que años después contrataría a Diego Armando Maradona conquistó dos títulos locales y perdió una final de Libertadores. El club en 2009 lo homenajeó dando el nombre de Marcelo Bielsa a su estadio.

En 1998 y tras el adiós del histórico Daniel Passarella -único extranjero que hasta el momento había dirigido a Uruguay- "el Loco" asumió como seleccionador de Argentina.

Con esta conquistó una medalla dorada en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, aunque dos años antes tuvo su punto más flojo en Corea-Japón 2002.

La misión de bielsa

Tras finalizar primero en las eliminatorias sudamericanas y llegar como uno de los más firmes candidatos al título, Argentina fue eliminada en primera ronda.

Ocho años después, Bielsa fue por su revancha con Chile y clasificó a la Roja a su primer Mundial desde 1998, aunque no pudo pasar de los octavos.

Promotor de un innovador sistema táctico y especialista en trabajar con jóvenes talentos, algo que marcó al fútbol chileno, Bielsa también pasó por varios equipos como Vélez Sarsfield, los mexicanos Atlas y América, los españoles Espanyol y Athletic Club, además de los franceses Olympique de Marsella y Lille.

También por el inglés Leeds United, donde conquistó la edición 2019-2020 del campeonato de Segunda División.

Allí "el Loco" se convirtió en ídolo al punto que cuando fue despedido el bar "The Old Peacock" cambió por un tiempo su nombre a "The Bielsa".

Ahora, llega a Montevideo para ocupar el cargo que el pasado año dejó vacante Diego Alonso y que por más de 15 años ocupó Óscar Washington Tabárez.

La misión será llevar a Uruguay a su quinto Mundial consecutivo y sellar el recambio de un equipo que ve cómo sus históricas figuras comienzan a dar los últimos pasos de su carrera.