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Estrategia para el Desarrollo del Litio
El año 1990 la producción de cobre de mina en Chile alcanzaba a 1,6 millones de toneladas, siendo la participación del Estado de un 75% en manos de Codelco. Los gobiernos democráticos, a contar del año 90, implementaron una política de desarrollo minero que se caracterizó por ser del tipo público - privada, en la cual se dictaron leyes que promovieron la inversión, establecieron las condiciones tributarias para que el fisco recaudara los impuestos de la actividad y generaron la certeza jurídica que permitiera el desarrollo del sector.
20 años después, en 2010, la producción de cobre en Chile alcanzó los 5,4 millones de toneladas, donde la empresa estatal contribuyó con 1,7 millones de toneladas, similar a la producción de veinte años atrás, y el sector privado con los 3,7 millones restantes. El éxito de la política radicó en el significativo aumento del aporte que representó la minería para los ingresos fiscales, los cuales pasaron de US$ 1.500 millones en el año 1990 a US$ 15.000 millones de dólares recaudados el 2010.
Con lo anterior quiero representar que el desarrollo y la explotación del litio no debe estar restringida por aspectos que, a la larga, no hacen más que obstruir su desarrollo y los beneficios que generará esta actividad al Estado y en consecuencia a todos los chilenos.
Un desarrollo equilibrado, que incorpore la participación del Estado dueño de los minerales y que considere una justa retribución al fisco, y la iniciativa privada generadora de la inversión y gestora del conocimiento, debe constituir la guía que conduzca la estrategia de desarrollo del litio en el país, y así alcanzar los frutos que tanto anhelamos.
La estrategia propuesta abre un espacio para que la posterior política considere la realidad técnica y económica que existe a nivel mundial en torno al competitivo mercado de la minería del litio, ya que ello es finalmente lo que generará los recursos que necesita Chile.
Santiago González Larraín, rector Universidad Central y ex Ministro de Minería
Emprendimiento y pacto tributario
Es preocupante que las Pymes no hayan sido consideradas en los espacios importantes dentro de los diálogos tributarios organizados por el Ministerio de Hacienda, y que hayan tenido que recurrir al Senado. En cierto modo, sin ellas no se puede avanzar y es relevante que su visión sea parte de la discusión desde un inicio.
Desde el empresariado se ha insistido que la reforma tributaria debe ser procrecimiento y proinversión, visión que compartimos. Pero la pregunta que cabe hacerse es cómo bajar estos conceptos en medidas específicas para potenciar el emprendimiento.
Lo anterior cobra relevancia, por ejemplo, al ver las cifras de desempleo, que van al alza con un 8.4%. En Chile, el sector Mipyme en su conjunto representa a más del 65% de los puestos de trabajo, según cifras del año 2021 del Ministerio de Economía.
En esta línea, si queremos potenciar nuevos negocios, la reforma debería avanzar hacia la simplificación del sistema, puesto que la contratación de contadores o abogados tributarios para interpretar las nuevas normas, es un costo que no todos los emprendedores pueden cargar.
Asimismo, se ha hablado de combatir la informalidad. Para ello, lo primero es entender que este fenómeno creció con la pandemia como una respuesta a las necesidades, entonces, más que la mera fiscalización, se deben generar medidas de acompañamiento, no sólo desde el Estado, sino también desde las organizaciones que apoyamos a las MiPymes.
Porque el tema de fondo es poder construir un verdadero pacto tributario, que tenga una visión a largo plazo y donde estén representados todos los sectores. El país necesita estabilidad, y para ello se requiere una reforma de consenso, que trace un horizonte de, al menos, 10 años.
Horacio Pavez, presidente de ChileConverge
A convivir se enseña
Señor director:
El mes pasado, el Ministerio de Educación lanzó la versión 2023 del programa "A Convivir Se Aprende", el cual busca acompañar y ayudar a las comunidades escolares en la gestión de la buena convivencia a través de redes comunales y apoyo focalizado a los establecimientos para abordar situaciones más críticas. La medida es celebrada con entusiasmo pues, uno de los pilares fundamentales del programa es la formación continua docente por medio de talleres sobre violencia escolar, resolución pacífica de conflictos, vida democrática, intervención en crisis y salud mental escolar. Es indiscutible el rol que cumplen los docentes tanto en el acompañamiento socioemocional de los estudiantes, como también en la transmisión de valores que permiten la sana convivencia en los establecimientos. Por ello, programas como éste permiten entregar a los profesores herramientas y estrategias para el abordaje de la convivencia escolar y el acompañamiento emocional de los estudiantes.
Pero, ¿qué pasa con la formación inicial de los profesores?, ¿los programas de formación docente han incorporado curricularmente estas necesidades?, ¿se están capacitando a los futuros profesores para enseñar habilidades socioemocionales? Promover la formación continua de los docentes en ejercicio es clave para acompañar los procesos de convivencia escolar y salud mental que se están viviendo en las comunidades escolares, pero también es fundamental incorporar ello en los procesos de formación profesional a nivel universitario.
Ante este escenario, la formación inicial docente se constituye como un espacio clave en el cual se hace necesario profundizar en la enseñanza y aprendizaje socioemocional. Esto conlleva el desafío de repensar curricularmente los procesos formativos de los futuros docentes de nuestro país.
No olvidemos que a convivir se aprende, pero también se enseña.
Francesca Grez Cook, docente del Programa de Formación Pedagógica, Facultad Educación UDD