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El respeto se perdió

No hay respeto contra la autoridad policial, como tampoco entre quiénes cometen crímenes en el hampa, como tampoco con los vecinos que deben aguantar ruidos de motos con características de "avión" y fuegos artificiales. En el actual crisis (o mal momento) de seguridad, todo parte por la pérdida de códigos. Se han traspasado límites y eso es causa de profundo dolor para las comunidades. No puede ser que lleguemos a un punto en que no haya "ni Dios ni ley".
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No hay dudas que Chile vive un momento delicado en seguridad pública. Ya sea crisis o no, lo cierto es que los índices de hechos delictuales a nivel país se han disparado y la sensación de inseguridad reina incluso en comunas como Copiapó en la que la tranquilidad era parte de su sello.

En este contexto, bueno tocar un punto que es hablado en la comunidad y que es la falta de respeto. En lo primordial, con la autoridad policial, principalmente funcionarios de Carabineros, que han perdido poder disuasivo en estas llamadas nuevas formas de delincuencia. No es común que tres carabineros hayan sido cobardemente asesinados en menos de un mes ni tampoco es común ni aceptable, que todos los días se conozca de un ataque a ellos.

Se perdió el respeto a la autoridad policial, a diferencia de lo que sucedía hace unas décadas cuando un delincuente pensaba una, dos y más veces antes de cometer un acto que vulnerara la seguridad pública.

En este contexto, uno de los mensajes que es posible escuchar es que el delincuente de otros tiempos tenía ciertos códigos, pero ahora en la comunidad la sensación es que tras un robo se puede perder la vida producto de la mayor violencia. Incluso en cuanto a ajustes de cuenta, se han conocido formas sórdidas de hacer valer el "poder delictual".

El respeto incluso se pierde día a día en las calles. Poblaciones que eran tranquilas deben aguantar fuegos artificiales porque llegó la droga o deben aguantar vehículos con motores que suenan como los de aviones. No hay respeto por la autoridad policial, por las víctimas, ni por los vecinos. Todo como parte de un símbolo del actual momento de inseguridad.

Industrialización de viviendas: clave para enfrentar el déficit habitacional

Christopher Aliste , Gerente Comercial de Terminal Marítimo Puerto Caldera
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En nuestra región se vive una verdadera crisis habitacional, que se ha exacerbado exponencialmente en los últimos años. Según la Corporación Déficit Cero el déficit superaría las 14 mil viviendas y la última medición de campamentos realizada por Techo demuestran que han aumentado un 40% en los últimos dos años (algunos ubicados incluso en zonas de riesgo).

¿Cómo abordar una problemática tan compleja, que incluye diversas aristas, que van desde la pobreza, las esquirlas de la pandemia y el aumento de la inmigración? Lo primero, sin duda, es que es momento de pasar de los diagnósticos a las soluciones, para lo cual será fundamental contar con más y mejores herramientas que permitan ser más eficientes al momento de construir, dando mayor espacio a la innovación y las nuevas tecnologías.

En este sentido, tiene mucho valor el camino que ha comenzado a potenciar el Minvu con la industrialización de viviendas, lo que no sólo implica poner en ejecución sistemas avanzados que serán claves para dar un salto cuantitativo y cualitativo de la construcción hacia el futuro, sino que también permitirá que nuevas capacidades se pongan al servicio de la comunidad. Esta es una potente señal, tomando en cuenta lo relevante de seguir conductos formales para que miles de familias puedan acceder a un techo digno.

Pero estos cambios deben ir apoyados en normativas que incentiven este camino, permitiendo una mayor certificación de empresas para promover una industrialización de calidad y que en las regiones exista apoyo para que se instalen industrias de este tipo, en línea con fortalecer un Ecosistema Regional. Lo mismo desde un punto de vista administrativo, tienen que haber modificaciones que se adapten y potencien estas nuevas dinámicas.

La colaboración público-privada será clave, no sólo por la magnitud del déficit habitacional, sino porque también esta labor debe incluir acceso a infraestructura, servicios y transporte de calidad. Por lo mismo esperamos que los organismos que tienen el foco en innovación, emprendimiento y desarrollo productivo estén a la altura del desafío y apoyen las potencialidades de una industria que es clave para mejorar el bienestar de la comunidad.

Misantropía o el odio hacia los demás

Claudia Peñailillo Cronoro , Periodista y Licenciada en Comunicación Social
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¿Cómo saber si somos misántropos? Cada vez más, en las redes sociales se imponen mensajes cargados de antipatía, rencor u hostilidad. Nuestro orgullo, el creer que tenemos la razón en todo, nos está haciendo ser personas carentes de empatía y faltos de comprensión sobre el resto del mundo.

Pareciera ser que, estamos siendo demasiado críticos "a raja tabla" de todo en lo que nos inmiscuimos, "que la periodista aquella se mereció o no su despido"; que "aquellos deben renunciar porque no son de mi línea ideológica"; por nombrar algunos ejemplos. En el mundo político la odiosidad es parte del lenguaje para arremeter sobre ciertas propuestas. Así también ocurre en el tipo de respuestas que se generan al publicar una opinión en las redes digitales. Esto pude causar el levantar un odio masivo y peligroso ante una sociedad insuficiente para tomar sus propias decisiones.

¿Por qué nos odiamos? En psicología la misantropía es el rechazo o el menosprecio a las personas, sin ser una enfermedad o trastorno mental, sino más bien una disposición psicológica. Nos molesta que otros nos contradigan, o la forma como nos miran o nos ignoran, pueden ser episodios en nuestra vida que van generando sentimientos adversos, causando una odiosidad permanente hacia ciertos individuos.

Para determinar si estamos frente a la presencia de alguien así, debemos considerar ciertas características como: reconocer si son personas que se manifiestan superiores al resto, si observan con desprecio la política, si son manipuladores, no acatan las normas, o no les gusta compartir con los demás en su tiempo libre.

¿Cómo dejar de sentir odio hacia otras personas? Si bien el rencor nos mantiene en alerta hacia quien nos hizo daño, mantener este tipo de emoción en el tiempo podría generarnos consecuencias en nuestro estado de ánimo, así como en nuestra salud tanto mental como física. Por ello, el autocuidado es esencial para poder ser personas íntegras y sanas. Mejorar la forma de comunicarnos puede marcar una gran diferencia en nuestras relaciones personales, comprendiendo al resto sin estar, necesariamente, de acuerdo en todo, pero si tener respeto y mesura sobre lo que piensan los demás.