El respeto se perdió
No hay respeto contra la autoridad policial, como tampoco entre quiénes cometen crímenes en el hampa, como tampoco con los vecinos que deben aguantar ruidos de motos con características de "avión" y fuegos artificiales. En el actual crisis (o mal momento) de seguridad, todo parte por la pérdida de códigos. Se han traspasado límites y eso es causa de profundo dolor para las comunidades. No puede ser que lleguemos a un punto en que no haya "ni Dios ni ley".
No hay dudas que Chile vive un momento delicado en seguridad pública. Ya sea crisis o no, lo cierto es que los índices de hechos delictuales a nivel país se han disparado y la sensación de inseguridad reina incluso en comunas como Copiapó en la que la tranquilidad era parte de su sello.
En este contexto, bueno tocar un punto que es hablado en la comunidad y que es la falta de respeto. En lo primordial, con la autoridad policial, principalmente funcionarios de Carabineros, que han perdido poder disuasivo en estas llamadas nuevas formas de delincuencia. No es común que tres carabineros hayan sido cobardemente asesinados en menos de un mes ni tampoco es común ni aceptable, que todos los días se conozca de un ataque a ellos.
Se perdió el respeto a la autoridad policial, a diferencia de lo que sucedía hace unas décadas cuando un delincuente pensaba una, dos y más veces antes de cometer un acto que vulnerara la seguridad pública.
En este contexto, uno de los mensajes que es posible escuchar es que el delincuente de otros tiempos tenía ciertos códigos, pero ahora en la comunidad la sensación es que tras un robo se puede perder la vida producto de la mayor violencia. Incluso en cuanto a ajustes de cuenta, se han conocido formas sórdidas de hacer valer el "poder delictual".
El respeto incluso se pierde día a día en las calles. Poblaciones que eran tranquilas deben aguantar fuegos artificiales porque llegó la droga o deben aguantar vehículos con motores que suenan como los de aviones. No hay respeto por la autoridad policial, por las víctimas, ni por los vecinos. Todo como parte de un símbolo del actual momento de inseguridad.