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Los Obama revelan sus retratos oficiales entre bromas y vítores

EE.UU. Exmandatario dijo que extraña poder usar el Air Force One.
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Entre vítores, bromas y una dulce nostalgia, el expresidente estadounidense Barack Obama y la exprimera dama Michelle Obama revelaron ayer en la Casa Blanca sus retratos oficiales, que esperan que sirvan de inspiración para las nuevas generaciones.

Más de cinco años después de pasar el relevo a Donald Trump, los Obama reaparecieron en la mansión presidencial para reivindicar la democracia, el poder de las tradiciones y su legado como la primera y única pareja presidencial afroamericana que ha gobernado Estados Unidos.

"Barack y Michelle, bienvenidos a casa", les dijo al principio de la ceremonia el presidente estadounidense, Joe Biden, quien describió a su excompañero como una de las personas más íntegras que ha conocido.

A su turno, Obama devolvió los halagos al que fue su vicepresidente por ser un "verdadero aliado y un verdadero amigo".

Las ceremonias en las que los presidentes destapan sus retratos oficiales -y que se interrumpieron con Trump-, que cuelgan durante siglos en los pasillos de la Casa Blanca, suelen ser una oportunidad para el humor y para reírse de sí mismos.

Obama no desaprovechó la oportunidad . Entre otras cosas, bromeó sobre lo mucho que echa de menos el avión presidencial Air Force One y sobre la sorpresa que se llevó al ver a algunos de sus antiguos asesores, muy jóvenes hace años y que ahora desempeñan cargos de responsabilidad, algo que explica "algunas de esas canas".

El exmandatario también hizo bromas sobre su retrato, pintado por Robert McCurdy, conocido por sus pinturas realistas que casi parecen fotografías.

Ya con tono más serio, Obama expresó su deseo de que esos retratos sirvan para recordar que los presidentes y primeras damas "también son seres humanos" que tienen buenos y malos días y que a veces por la noche pierden el sueño preguntándose si hicieron lo correcto.

En contraste con el sobrio retrato de Obama, la pintura de su esposa muestra los colores rojos y azules de las joyas, una característica distintiva de su autora, Sharon Sprung.

Recordando sus orígenes humildes, Michelle Obama reconoció que todavía le resulta "un poco raro" estar en la Casa Blanca. "Una chica como yo se supone que nunca debería de estar ahí al lado de Jacqueline Kennedy y Dolley Madison. Nunca debería haber vivido en esta casa y nunca debería haber sido primera dama", reflexionó.

Ola de críticas a Bolsonaro: lo acusan de "machismo explícito" y de apropiarse del Bicentenario

BRASIL. Utilizó una grosería en un discurso para que el público coreara su supuesta potencia sexual y encabezó actos de Fiestas Patrias solo con sus partidarios.
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El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, se valió ayer del Bicentenario de la Independencia del país para mostrar fuerza electoral y movilizar a miles de personas en apoyo a su candidatura para las elecciones del 2 de octubre, pero también fue duramente criticado por animar, en su discurso en Brasilia, a que la multitud coreara "es imbroxável", una grosera palabra usada coloquialmente en Brasil para definir a un hombre que nunca falla en sus relaciones sexuales.

A casi tres semanas de la cita con las urnas, Bolsonaro está en clara desventaja en las encuestas, que le atribuyen una intención de voto en torno al 30%, frente al 45% que obtendría el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, abanderado de un frente progresista.

Aún así, el líder de la ultraderecha congregó grandes multitudes en Brasilia y Río de Janeiro, donde encabezó sendos actos, al tiempo que otras mareas de gente vestida con los colores verde y amarillo de la bandera nacional se volcaban en Sao Paulo y otras ciudades.

Tanto en Brasilia como en la playa de Copacabana, Bolsonaro participó primero en ceremonias y desfiles militares oficiales en ocasión de los 200 años de la Independencia de Portugal, como en actos puramente proselitistas, siempre con el mismo público, integrado exclusivamente por sus seguidores.

En los dos discursos que pronunció, Bolsonaro se concentró en críticas a Lula y al Partido de los Trabajadores (PT) y reiteró su retórica en torno a los "valores" conservadores.

Aun cuando algunos de sus partidarios exhibían carteles pidiendo una "intervención militar" y la "clausura" del Parlamento y la Corte Suprema, no se hizo eco e insistió en que Brasil tiene hoy "un presidente que cree en Dios, respeta a los militares, defiende a la familia, es contra el aborto y le debe lealtad su pueblo".

Campaña y fiesta patria

La forma en que Bolsonaro mezcló la fiesta patria con su campaña electoral generó una ola de críticas en la oposición, que en su gran mayoría decidió entregarle la calle al bolsonarismo para evitar posibles altercados con los más radicales.

Lula lamentó que no haya sido "un día de amor y unión por Brasil", sino marcado por el "discurso de odio" que le atribuye a Bolsonaro. Sin embargo, manifestó su esperanza en que el país "reconquistará su bandera, su soberanía y la democracia".

El candidato laborista Ciro Gomes, tercero en los sondeos con un 9%, se expresó en los mismos términos. "Merecíamos conmemorar los 200 años de Independencia viviendo días bien mejores", manifestó.

A pesar de las multitudes, en Brasilia hubo ausencias de peso político, que mostraron así su rechazo al radicalismo de los bolsonaristas. No asistieron a los actos del Bicentenario los presidentes de la Cámara de Diputados, Arhur Lira; del Senado, Rodrigo Pacheco, y de la Corte Suprema, Luiz Fux.