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gió con motivo del aniversario 150 de la independencia del país. El proyecto, concebido originalmente por el fotógrafo Antonio Quintana, tenía como objetivo recorrer el país y explorar sus diferencias sociales, étnicas y regionales a través de sus trabajadores y trabajadoras. Fue acogido por la Universidad de Chile y ejecutado por el equipo del Laboratorio Central de Fotografía y Microfilm de la casa de estudios, liderado por el fotógrafo Roberto Montandón, quien junto a Quintana serían los encargados de la dirección artística, guion y curadores de la iniciativa. Ellos se hicieron cargo del norte de Chile, mientras que por el sur viajaron Domingo Ulloa y Mario Guillard, ayudados por un nutrido equipo de colaboradores regionales.
"Rostro de Chile" tuvo una envergadura nunca antes vista: no sólo se debía recorrer el país por todos sus rincones, sino que además presentaba enormes desafíos tecnológicos en el desarrollo de los negativos. La exposición fue un hito en la historia de la fotografía chilena por las dificultades técnicas que supusieron el revelado y la ampliación en gran formato, tarea de la cual estuvo a cargo de Domingo Ulloa, quien, además de viajar por el país, fue el responsable de las ampliaciones análogas de las 410 imágenes que darían vida a los 87 paneles de la exhibición.
La muestra original fue un éxito total, alcanzando las 50 mil visitas en sus dos primeros meses de exhibición en Santiago. Luego, comenzó una itinerancia por otros lugares de la capital, otras regiones del país, y luego por 14 países durante nueve años, incluyendo México, Estados Unidos y Japón, entre otros.
Una reconstrucción arqueológica visual
El libro "Rostro de Chile. Reencuentro con la exposición original de 1960" ha sido un largo sueño del ACAB, que viene trabajando en torno a la exposición hace más de ocho años. Para su directora, Alejandra Araya, "el libro es un importante gesto de democratización y difusión de un patrimonio tangible e intangible a la vez: la exposición más grande de fotografía que se haya hecho en Chile y América Latina, cuyos negativos se encuentran en el Archivo Central Andrés Bello como heredero del Laboratorio Central de Fotografía y Microfilm de nuestra Universidad, institución cultural que este libro recupera y que tiene un lugar central en la historia de la fotografía chilena". La publicación se edita, además, en un año especial, ya que conmemora los 180 años de la Universidad de Chile, el cincuentenario de la muerte de Antonio Quintana y los 100 años de la partida de Gabriela Mistral a México.
A pesar de la fama de la exhibición, hubo que realizar un largo trabajo para identificar las fotografías y hallar los negativos de Quintana, Montandón y el resto de los autores entre los más de 75 mil registros que componen la Colección Archivo Fotográfico. También faltaba información fundamental de la muestra, ya que nunca existió un catálogo que sistematizara el proceso de la exhibición original o un archivo de las ampliaciones finales, las que se perdieron luego de itinerar por el mundo.
El proceso ha sido denominado como una "reconstrucción arqueológica visual" por sus investigadores y encontró una ayuda fundamental en Domingo Ulloa, quien tras retirarse del ejercicio profesional volvió a golpear las puertas de la universidad en 2013 trayendo consigo la historia de la hazaña de la exposición. Junto a Andrea Durán, subdirectora del ACAB y encargada de la Unidad Gráfica Digital, emprendieron el camino para identificar cada una de las 410 fotografías, basándose en una caja rotulada como "exposición Estados Unidos" que había guardado Ulloa y otra con una maqueta y negativos encontrada en el Archivo.
Luego de años de investigación, se lograron identificar 292 imágenes del montaje original, las que forman parte del corpus de 386 fotografías que presenta el libro. Sin embargo, aún falta material por encontrar, lo cual se presenta en la publicación como "zonas oscuras" que llaman a seguir ampliando el trabajo realizado por el ACAB hasta ahora para reconstruir la historia del mayor hito de la fotografía chilena.
Director del Museo
Consultado sobre esta materia, el director del Museo Regional de Atacama, Guillermo Cortés, que a su vez es miembro del Grupo de Estudios de Atacama (GEA), valoró la muestra fotográfica y el hecho que este libro esté disponible de manera gratuita para la comunidad, y comentó que "es un tremendo archivo fotográfico, y se habla de la fotografía como fuente histórica porque efectivamente capta un momento determinado de algún hecho, hito o momento dentro de la historia, permite comparar, corregir y permite mostrar una imagen de algo que nosotros no conocíamos".
"Es fundamental la fotografía como fuente de la historia, porque es parte de la memoria primero, y cuando esta pasa por el tapiz de la crítica, se convierte en historia (...) es el congelar en un determinado momento un hito", complementó y cerró su intervención planteando que "Chile es un país con regularidad institucional, pero aún sigue siendo muy pobre, es un Chile 'a pata pela'a' pero en los 60's se va confrontando con ciertos progresos, como el muelle de Huasco y el trabajo en Paipote".