Por segunda vez se detecta en Argentina un cargamento de armas y municiones con destino a Chile. El hallazgo se hizo en la ruta que une Mendoza con nuestro país. El cargamento, ubicado en el acoplado de un camión, estaba compuesto por 1.500 tiros calibre 9 milímetros, 500 calibre 38 y 22 calibre 40 Smith y Wesson. Además, venían 11 armas cortas, revólveres y pistolas, y un dispositivo que permite convertir una pistola en subametralladora.
Este hallazgo fue ampliamente difundido por la prensa argentina, mientras en Chile la PDI y la Fiscalía de Los Andes trabajan para detectar las ramificaciones locales de este intento de contrabando.
Este es el segundo detectado en Argentina y la interrogante que surge es si anteriormente otros cargamentos han logrado ingresar a nuestro país, lo cual es muy posible, dado el intenso movimiento que se registra a través del paso Los Libertadores.
El subsecretario del Interior, Manuel Monsalve, afirmó que "no hay ningún antecedente que permita afirmar el destino de este intento de ingreso ilegal de armas a Chile". Por su parte, el diputado comunista Luis Cuello llamó a reforzar y tecnificar los controles fronterizos ante esta situación, en tanto que el core John Byrne, acertadamente, vincula este frustrado intento con el narcotráfico y llama a desarrollar un trabajo de inteligencia policial. Recomienda, también, analizar los flujos de dinero y coordinación entre Carabineros, Investigaciones y el Ministerio Público, coordinación que no siempre existe y es esencial para combatir el delito.
Este caso demuestra que en nuestro país hay demanda de armas de fuego, elementos que aparecen con mayor frecuencia en tiroteos en poblaciones, delitos de diversa gravedad llegando al homicidio y también en los recurrentes hechos de violencia.
Esta demanda delictual se advierte en el robo de armas de uso particular y en casos impresentables, como es la sustracción de esos elementos desde una repartición militar de Santiago. Se suple también esta demanda con la adaptación de armas de fogueo para municiones reales y además con la fabricación de algunas artesanalmente.
El hecho es que hay un poder de fuego creciente que amenaza a toda la sociedad y que se financia gracias a los grandes capitales que mueve el tráfico de drogas y que se expresa también en la compra de automóviles, propiedades y lujosos bienes de consumo por parte de quienes manejan las redes narco.
Ante esta amenaza creciente, además de controles fronterizos y trabajo en terreno, es fundamental ir a la base del poder de la delincuencia actual, especialmente de los traficantes, que es el dinero, y es ahí donde se debe hacer un trabajo contable de inteligencia que detecte movimientos y frene los flujos económicos nacionales e internacionales que mantienen las redes.