Prórroga para la Convención
Independiente de ciertos exabruptos en la discusión de normas, sería una insensatez el no ampliar el periodo para tener una Constitución como corresponde. Se da plazo a obras menores en Copiapó y no se le va a dar al documento más importante del país. Es de esperar que la extensión no se convierta en una "moneda de cambio" del Congreso para presionar a los convencionales. No olvidemos que está en discusión el fin del Senado.
La Convención ha estado marcada por ciertos errores que no pueden eludirse. La falta de conexión de sectores con su labor, la pérdida de tiempo en iniciativas que no tienen nada que ver con una Constitución e ideas cuestionables o poco rigurosas en la medición de sus efectos, han dejado encontradas sensaciones para la ciudadanía que ha mostrado su desacuerdo en distintas instancias. Negar eso, sería colocarse una "venda en los ojos". Se podría decir que se trata de situaciones esperadas y que podrían obedecer a la búsqueda de protagonismos ya sea para visibilizar ciertos movimientos o con afanes individuales, pero aún bajo todo lo negativo, sería impresentable y mezquino el no ampliar el periodo de debate y promulgación de normas de la nueva Carta Magna, labor que debería quedar terminada el 4 de julio, pero que requiere de más tiempo. Tres a cuatro meses de extensión dice el vicepresidente de la Convención Constitucional, Gaspar Domínguez, lo que es muy razonable.
Y es que estamos hablando del documento más importante del país, que "rayará la cancha" de lo que cada uno de los chilenos pueda hacer y cuya mala redacción o configuración provocará efectos directos en la vida diaria de todos.
Es una incoherencia cultural decir que se tuvo tiempo suficiente y que se pretenda pedir eficacia y efectividad al nivel de un país europeo desarrollado. Hay que saber que es deporte nacional que las empresas a cargo de obras incluso menores amplíen plazos para entregar los proyectos en una práctica común.
Sería una insensatez no acoger la petición de tener una extensión, más si estamos hablando de un proceso que es mucho más delicado e importante y del cuál no se tiene experiencia. Y se vuelve a reiterar independiente de los exabruptos, se debe poner en primer lugar el bien del país y no ciertos cálculos.
Es lamentable que el Congreso no haya resuelto ya extender el plazo. ¿Cuál es el sentido de dilatar esta decisión?
Es de esperar que la extensión no se convierta en una "moneda de cambio" para presionar a los convencionales. No olvidemos que está en discusión el fin del Senado y que representantes de esta Cámara han rechazado esta idea.
Por lo demás, si se dice que hay malas ideas en la Convención tiene mucho más asidero que se le dé más tiempo para tener un mejor documento y que la ciudadanía vote si lo aprueba o rechaza con la mejor información.