Accidentes fatales y cóctel de nefastas situaciones
Cuesta entender el pensamiento de quiénes manejan con drogas y alcohol. Hacerlo es una ruleta rusa y puede causar muerte. Aún con una infracción a cuestas, les da igual. ¿Cuál es su filosofía? ¿es soberbia? o ¿hay algo más escondido? El alcohol es considerado para "socializar" y, con ello, aumentan la frecuencia de manejo en mal estado. Si agregamos que las licencias se "regalan" en ciertos municipios, estamos ante una estructura normalizada. Con ello no hay campaña ni posible muerte que haga perder el miedo.
El año 2021 será uno de los más fatales de las últimas décadas en Atacama en cuanto a accidentes de tránsito. Una colisión en avenida Los Loros sumó una nueva víctima y nuevamente el consumo de alcohol fue parte de la dinámica, dado que el chofer causante de este hecho fue formalizado por manejo en estado de ebriedad con resultado de muerte. Son más de 50 los decesos en un año que aún no termina y cuya cifra no se explica por el término de las restricciones de movilidad en toque de queda. El 2021 ya superó a al menos los últimos 15 años (CONASET tiene actualizado desde 2005 hacia adelante), con lo que estamos ante una "estructura" de irresponsabilidad, malas decisiones y egoísmo, más que de un episodio específico.
Y es que en muchos casos ni siquiera el tener la licencia suspendida ni haber sido multado es motivo de disuasión, esto simplemente es visto como un trámite más o un pago más. Incluso el no tener licencia de conducir puede dar lo mismo, porque en Copiapó no hay fiscalizaciones adecuadas y porque incluso menores de edad pueden manejar un vehículo sin compañía y a su antojo.
Estamos, por ende, en una estructura social con raíces profundas que pueden incluso ser motivo de análisis sicológico. En el caso de los que ni con perjuicio económico entienden ¿es tanta la soberbia por pensar que se puede manejar así? o ¿hay algo escondido en las personas que les impide ser parte integral de la sociedad?
El alcohol y la droga no son los culpables de lo que pasa en las calles sino que de su mal entendida aceptación social, dado que se usa para "olvidar", para "liberar estrés" y si no está en la mesa "no hay amistad". Ante esto, el que maneja baja la guardia y termina en las calles con alcohol en su cuerpo.
Si a esto le sumamos que la licencia de conducir muchas veces es prácticamente "regalada" en ciertos municipios, estamos ante un escenario en que manejar es casi un juego y ante esto no hay campaña que resista, ni llamado que haga eco y ni siquiera miedo a perder la licencia o rabia a pagar por una multa.
No se trata de ser papista con el "compartir" o ser "exagerado" con las licencias que se "regalan", sino que son parte de una estructura social que termina en gente que le da lo mismo el cómo conducir y en casos más extremos da lo mismo el riesgo de matar.