Andrés Sabella
En 1981 le planteamos a Andrés Sabella realizar un documental en 16 milímetros con sus vivencias, casi relacionadas con el mar "que respeto siendo un marinero de agua dulce", nos dijo en su casa de Uribe 666, en esa Antofagasta que lo saludaba a diario con sus habitantes amistosos hacia el hombre que adoraba sus calles y su gente.
Hice un bosquejo de un guión que fue acogido por Andrés e intervenido en los márgenes, como siempre lo hacía, y buscamos financiamiento, porque había filmaciones en alta mar donde hacíamos navegar al poeta en contacto directo con la espuma de las olas.
No se concretaron los aportes para la filmación en tiempo de crisis económica donde la cesantía en dictadura no bajaba del 25%, luchando los trabajadores por entender lo que era eso del Pem y el Pojh, con medio Chile barriendo calles desoladas y el 50% de los chilenos vendiendo algo al otro 50%.
En el verano de 1987 expuse nuevamente a Andrés que había que hacer algo por narrar sus vivencias en imágenes. Accedió después de mostrarle un punteo de guión que intentaba emplear lo que teníamos: su casa, sus libros, pinturas de generosos artistas, su escalera hacia el segundo piso, su dormitorio, su escritorio, su Anderwood, sus fotografías y él.
Nos reunimos con mis compañeros de Periodismo, Lorenzo Reyes Orellana y Juan Guarachi Pérez. Lorenzo se consiguió abruptamente una cámara de video y un equipo de iluminación que manejó Juan.
En dos días plasmamos, ese verano de 1987, las únicas imágenes en vida que existen de Andrés en el documental "Sabella Adentro" (1994), que permaneció en los Umatic durante siete años guardados en mi casa, en Copiapó ("Allí nació mi madre", nos decía).
Con rigurosidad y respeto la periodista María del Pilar Clemente Briones revisó horas de filmaciones para dejar 37 minutos y 13 segundos de imágenes de ese trabajo que fue estrenado en 1994 en la Casa de la Cultura de Antofagasta, en calle Latorre. Andrés no pudo ver las filmaciones pues falleció cinco años antes, el 26 de agosto de 1989.
No solamente son imágenes nostálgicas. Son reflexiones emotivas del poeta que nos hace ante preguntas que no dejan fuera verdades que algunos pretenden ocultar.
"Fui uno de los fundadores de la Universidad del Norte, también uno de los creadores de la Escuela de Comunicación Social (actual Escuela de Periodismo), en 1967. Por eso sentí el dolor de una traición cuando me exoneraron de la U. del Norte, quienes han empobrecido la educación chilena".
Abrió las puertas de su casa a tres de sus alumnos. Esas mismas puertas que no se abrieron a Enrique Lafourcade, cuando quiso hacer lo mismo un tiempo antes.
Había que finalizar el documental. Le dije al creador de "Norte Grande": "Andrés, ¿porqué no finalizamos el documental en la U. del Norte? Me respondió: "¡Se te ocurre. Nos expulsarán con los guardias!"
Claro. Yo había sido exonerado de la cátedra de Teoría y Metodología de las Comunicaciones, en octubre de 1973, después de estar aislado en una celda de la Cárcel de Antofagasta, y relegado a Chañaral.
Pero, terminamos la filmación frente a la universidad, en Angamos. Le digo a Andrés en cámara: "Ojalá, Andrés, podamos ingresar nuevamente, algún día, a esa universidad que está a nuestras espaldas. Nos replica: No está a nuestras espaldas, está en el medio de nuestro corazón como siempre… aquí estamos universidad querida…los viejos y los jóvenes que te recuerdan…"
Lorenzo Reyes, Juan Guarachi y yo pudimos ingresar nuevamente a esa U. del Norte, rigurosamente vigilada para siempre. Andrés no pudo. Una deuda que jamás será saldada.
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