Nueva Constitución
Señor director:
En situaciones excepcionales, los pueblos deciden revisar las bases de su convivencia. En esta revisión del pacto social que mantiene unidos a sus integrantes, se da una oportunidad histórica de saldar las deudas con quienes históricamente han sido postergados y postergadas.
Durante años hemos acumulado una enorme deuda con las niñas y niños de nuestro país. Han tenido: Una educación sin la calidad suficiente, barrios en los que no hay áreas verdes, exposición a altas tasas de violencia y discriminación. En definitiva, familias y comunidades completas están expuestas a dinámicas de exclusión y han sido marginadas.
Hoy la pobreza infantil es el doble que la de los adultos, y los niños reciben menos ayuda de parte del Estado que los adultos que viven en las mismas condiciones de vulnerabilidad.
Hoy podemos construir una sociedad distinta, una que ponga en el centro el interés superior de la niñez y desde una ética del cuidado, empezar a pagar esta deuda que hemos contraído como país. Hoy en el la Convención Constituyente hay 14 convencionales que han asumido un compromiso con la niñez para construir un pacto social que permita que las niñas y niños tengan una plataforma sólida desde donde vivir los primeros años y desarrollar sus proyectos de vida según lo que realmente quieren.
Arturo Celedón, director ejecutivo Fundación Colunga
Si por una vez, solo por una vez...
Estimado director:
Si por una vez, solo por una vez, las chilenas y los chilenos antes de votar, analizaran detalladamente a los candidatos propuestos, por ejemplo haciéndoles un FODA (estudiar sus Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas), en vez de votar por un candidato u otro, solo siguiendo la "Inercia política partidista" de siempre, o sea como han votado siempre, no importándoles quién sea, si tiene las capacidades profesionales, experiencias, etcétera, es decir privilegiando el que sea del mismo color de camiseta que ellos, nada más y nada menos...
Si por una vez, solo por una vez, las chilenas y los chilenos, decidieran su voto, después de analizar celosamente a los candidatos que les proponen, con toda seguridad Chile tendría las personas indicadas en los puestos indicados, por sus propios méritos, no por arrastres, ni por la funesta e irresoluta "inercia política partidista", que a lo largo de los años ha mostrado sus extremas debilidades, para dar respuestas y soluciones a los problemas de las chilenas y de los chilenos...
Si por una vez, solo por una vez...
Luis Soler
La apuesta peruana
En las recientes elecciones presidenciales, Perú apostó por el pasado, no por el futuro. Ambos candidatos a la segunda vuelta, sin resultados oficiales todavía, apuntan a que será Pedro Castillo quien la obtendrá contra Keiko Fujimori. Dos versiones muy diferentes y contrapuestas que dejan al país partido en dos. Castillo, con una vuelta a los postulados de ultra izquierda de hace más de 30 años, inspirados en el movimiento terrorista de 'sendero luminoso', remozado con la 'revolución del siglo XXI' de Chávez, a quien cita insistentemente. Fujimori que lo intenta por tercera vez, basada en el Gobierno de su padre Alberto, que ha salido y entrado a la cárcel, acusado de graves violaciones a los Derechos Humanos, corrupción generalizada, y un autoritarismo creciente. Un régimen de hace ya 20 años y que terminó con la fuga al Japón del Ex Presidente, si bien estabilizó la economía del país.
La ciudadanía se ha expresado más por oposición a la otra alternativa, que por un apoyo claro a los dos candidatos resultantes. Lo demuestra, sus reducidos apoyos obtenidos en la primera vuelta y la adecuación de sus programas para conquistar los votos de las otras 16 opciones originales. Se suma, el cansancio de tantos años de postergación, malas prácticas, cambio de Presidentes según la voluntad del Parlamento, una pandemia mal contenida, sin vacunas, y con muertes siempre en aumento. Y por sobre todo, con muy importantes sectores de la población sumida en la pobreza, carencias esenciales, y desilusión de la política tradicional. Por todo ello, ha reaccionado.
Una búsqueda de solución a tantos y graves problemas, muy incierta, sobre todo si Castillo asume la Presidencia. Su modelo radical y estatista a nombre del 'pueblo', con todo lo vago que implica, ha quedado demostrado que, aplicada en otros países, no evidencia ningún resultado positivo, ni para las libertades, ni el desarrollo económico, y tampoco, para la alternancia democrática.
La apuesta por modelos antiguos, resulta demasiado alta para obtener el éxito requerido.
Samuel Fernández Illanes, analista internacional UCEN