Camera Off
Aunque hayamos visto películas en Netflix sobre virus y pandemia, ya estamos en una. Esto nos ha dado tremendas lecciones de vida, también ha planteado una nueva forma de relacionarlos. Si antes estábamos en reuniones presenciales, ahora te llega un correo vía mail, se agenda a través de un link y con simple click ya estas conectado a una video reunión. ¡Lo extraño! para los que exponemos un tema o somos citados por una situación en particular, es que se torna frecuente observar el fenómeno de las cámaras apagadas y en varias ocasiones se suma el hecho que los asistentes toman la palabra incluso con camera off, ¿falta de educación o de respeto hacia él o los que citan? ¿Cómo mido la atención o estoy predicando en el desierto cuando hay temas serios que tratar?
Según el académico de las Facultades de Economía y Psicología de la Universidad Católica, Sergio Valenzuela: "es de mal gusto estar en una reunión de trabajo con pocas personas y no prender la cámara, porque esta coordinado. No habría ningún motivo para no prender la cámara". A diferencia tal vez de una reunión no programada y que supere horarios laborales, en ese caso hay que tener una mayor amplitud y consideración sobretodo por la familia. Ahora bien, las conexiones pueden ralentizarse por caídas de transmisión producto, por ejemplo, de varios usuarios conectados que tienen el mismo proveedor de internet o en la casa existen un mayor consumo de bajada de datos, en fin, las razones pueden ir variando. Es por eso cuando se direcciona la reunión producto de lo anterior, puede solicitarse a los asistentes que apaguen las cámaras a favor de poder escucharse y que la reunión no termine sin salvar esta dificultad.
Ahora bien, si extrapolamos el análisis a la investigación, publicada en la revista Resources, Conservation and Recycling, demostró que tan sólo en una hora de videollamada, se produce de 150 a 1.000 gramos de CO2, pero si la cámara se mantiene apagada durante la llamada, estas emisiones podrían reducirse en un 96%, pero cuando existen causalidades como reuniones agendadas, tiempos de media hora y cuando las personas llegan con puntualidad a una reunión y no a deshora, se hace más ordenado encender las cámaras al inicio, entre medio cuando se solicita la palabra y al final para el registro de asistencia y con ello seriamos consecuentes con el medio ambiente y respetuosos hacia las personas. En este contexto, a principios del año 2020, laboratorio de gobierno publicó una guía llamada "Cómo trabajar en tiempos de emergencia sanitaria" - se las recomiendo - en este sentido cobra sentido estructurar, lo cual es bueno, pero lo que no incluye la guía son protocolos para reuniones y, aquí surge el fenómeno de las cameras off. Si estuviésemos en una reunión presencial, es como si cada persona se cubriera el rostro con un manto. ¿No les parece?
Hace poco leí una campaña de un colegio, llamada: "Cámara encendida, brinda cercanía y cortesía", pero desde luego se puede acercar mucho más al plano laboral; acá sumo el comentario de la presidenta de Microsoft España que vaticina que partir de ahora muchas organizaciones plantearán modelos laborales flexibles en los que las tecnologías habilitarán escenarios de colaboración remota. En el caso de niños(as) la situación, desde luego, no puede tener el mismo análisis, se hace más entendible y se justifica lo complejo del entorno familiar. En esos casos, la tolerancia y comprender las situaciones, desde luego, tiene que tener otra mirada.
Paula Guerrero
Agua y reciclaje - recuperación sostenible
La pandemia durante el 2020 generó una caída de la emisión de CO2 a nivel global debido a que las cuarentenas y restricciones de desplazamiento, disminuyeron los viajes, la actividad industrial y el consumo de energía, lo que claramente contribuyó en la disminución de la contaminación atmosférica, acústica y la reducción de la congestión vehicular en las ciudades. En la Región Metropolitana hubo un invierno con una disminución de un 30% en las emisiones contaminantes, lo que contribuyó a que se redujeran los clásicos cuadros infecciosos respiratorios.
Asimismo, la pandemia evidenció algunos signos del cambio climático, la sequía y la escasez hídrica hicieron que animales silvestres se acercarán a las ciudades en busca de comida y agua; algunas comunidades se vieron dificultadas en el acceso al recurso, inclusive, para practicar una frecuencia en el lavado de manos, acción recomendado para evitar la propagación del virus. Entre el cambio climático y covid-19, nos vemos en la obligación de buscar una recuperación que impulse las economías sostenibles para construir un futuro mejor.
El mundo ya está actuando, China, el país con mayores niveles de emisiones de CO2, busca lograr carbono neutralidad al 2060. Chile no se queda atrás, adelantando para 2024 objetivos de descarbonizar la matriz eléctrica e impulsando las estrategias de residuos, como parte de la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor. Para residuos orgánicos Chile busca reciclar el 66% de estos al 2040. Actualmente, el 58% de los residuos de los hogares chilenos son orgánicos y terminan en los vertederos. Apenas el 1% de restos de frutas y verduras son reciclados en forma de biogás, o compost. Hoy más que nunca se hace necesario pensar en una recuperación sostenible, reciclar, usar energías alternativas, renovables y sostenibles para cubrir las necesidades .
Paula Ortiz, gerenta de Proyectos, Arcadis Chile