"Fierros calientes" para futuros alcaldes y gobernadores
Las peleas, principalmente en la oposición, en la previa de las primarias revelan que en política siempre se quieren cupos, aún cuando los futuros mandatos pueden ser más bien de aguantar chaparrones. El 2021 puede que sea un año de mucha austeridad. Así las gestiones de los alcaldes y gobernadores podrían estar más marcadas por aplicar medidas en lo urgente, quedando de lado las grandes ideas.
El naipe de los partidos para enfrentar las primarias está prácticamente definido en Atacama, donde también se ha trasladado la controversia entre el Partido Comunista y el Frente Amplio con la ex Nueva Mayoría. El ex diputado (PC) Lautaro Carmona descartó que ese conglomerado haya pedido un pacto de omisión -como se especuló que ocurría en otras regiones-, también rechazó que sea candidato y dijo que el consejero regional Javier Castillo es la carta.
Se trató de peleas propias del mundo político por abarcar territorios e imponer dominios, pese a que se podría decir que los futuros mandatos en los municipios y gobernaciones estarán marcados por los "fierros calientes" inéditos en la vida política nacional.
Los alcaldes no tendrán los mismos recursos, producto del impacto de la pandemia y el 2021 puede que sea de mucha austeridad. Que lo digan en Copiapó, donde ayer el Concejo Municipal aprobó el leaseback del Centro Cultural en medio de los reclamos de una concejala, Paloma Fernández.
En la casa consistorial ya advirtieron que la deuda llegaría a los 3 mil millones de pesos y hay que sacar los recursos de algún lado. De esta forma en 2021 es probable que la concreción de grandes proyectos -que al fin y al cabo son fundamentales para demostrar gestión en los alcaldes- se verá muy afectada, aunque en el caso de la capital regional el del Pretil parece ir caminando de acuerdo a lo planificado.
En el caso de los gobernadores regionales, los postulantes parten esta carrera sin saber cómo finalmente será su función. El traspaso de competencias y recursos sigue siendo una incertidumbre y puede que, al menos en el comienzo, su campo de acción no sea el adecuado para gestionar ideas e imponer su sello, transformándose en figuras decorativas que no les serían agradables, bajo el mismo parámetro con que se mueven alcaldes, es decir, que se concreten sus iniciativas o que, al menos, sean visibles entre sus electores.
Así queda la sensación de que estos cargos, al menos en 2021, no van a ser precisamente de total confort, sino que más bien de aguantar chaparrones. ¿Estarán dispuestos?