Secciones

  • Portada
  • Actualidad general
  • Opinión
  • Actualidad general
  • Deportes
  • Clasificados
  • Servicios
  • Espectáculos
  • Contraportada

Humanos variaron la dieta para adaptarse al cambio climático hace milenios

E-mail Compartir

Hace milenios, los seres humanos variaron la dieta para adaptarse en Indonesia al cambio climático que provocó altibajos del nivel del mar en la última Edad del Hielo, de acuerdo con un estudio publicado ayer.

La investigación de la Universidad Nacional Australiana (ANU, siglas en inglés) se centró en la isla indonesia Alor, que fue una de las paradas en la migración de los antiguos humanos desde los territorios insulares de Flores y Timor hacia Australia.

El estudio se centró en la cueva Makpan, en la costa suroeste de Alor, debido a que este lugar ha sido impactado por los cambios en el nivel de las aguas durante los 43.000 años en que fue ocupada por humanos, según un comunicado de la ANU.

En esa cueva se analizaron los restos de conchas, espinas de pescados, anzuelos y otros artefactos dejados por estos primeros pobladores, los que revelaron cómo se adaptaron a los sucesivos cambios en su entorno.

Cuando los humanos llegaron a esta cueva, en números reducidos, Makpan "estaba cerca de la costa, como hoy en día, y esta comunidad temprana vivía con una dieta de mariscos, percebes y erizos marinos", explicó Shimona Kealy, investigadora de la ANU que analizó los artefactos y restos.

Con el descenso del nivel de las aguas y el incremento de la distancia entre la cueva y el mar, los pobladores comenzaron a comer frutas y vegetales terrestres, de acuerdo al estudio publicado en la revista científica Quaternary Science Reviews.

Sin embargo, los pobladores de la cueva retornaron a la dieta de pescado y marisco hace 14.000 años, al final de la última Edad del Hielo, dado que las aguas subieron y Makpan quedó nuevamente a un kilómetro de la costa, con los productos marinos al alcance de la mano.

"No es ninguna sorpresa que este lugar muestre evidencias significativas de pesca en aquel momento (hace 12.000 años) tanto de huesos de una gran variedad de especies peces y tiburones, sino también en diversos tipos de anzuelos de huesos de pescado de distintas formas", comentó la científica.

Los humanos dejaron de habitar esta cueva hace 7.000 años y hubo otra fase de ocupación hace 3.500 años antes de ser abandonada por razones desconocidas, aunque se especula que los cambios en el nivel de las aguas hicieron que otras zonas fueran más atractivas para vivir.

Piden reconocer globalmente la pérdida de olfato como síntoma clave de COVID-19

E-mail Compartir

Cuatro de cada cinco personas que experimentaron pérdida de olfato y/o gusto dieron positivo en anticuerpos covid-19 y de estos el 40% no tuvo ni tos ni fiebre, según un estudio en el que los autores piden reconocer urgentemente a nivel mundial la pérdida de olfato como síntoma clave de la enfermedad.

La investigación está liderada por Rachel Batterham del University College London y los resultados se publican en la revista Plos Medicine.

El coronavirus puede causar pérdida del gusto y/o del olfato, pero se desconoce la prevalencia de anticuerpos en las personas que reportan estos síntomas, señala la revista y recuerda que aún no se comprende bien la importancia de la pérdida de estos sentidos a la hora de predecir la enfermedad.

Para estimar la seroprevalencia de los anticuerpos en personas con pérdida aguda del sentido del olfato y/o del gusto, los investigadores reclutaron a 590 participantes que habían informado de una falta de estos en el mes anterior; en total, la prueba de anticuerpos se realizó a 567.

Según los resultados, el 78% tenía anticuerpos contra el SARS-CoV-2 y aquellos con pérdida del olfato tenían casi tres veces más probabilidades de tener anticuerpos contra este coronavirus que los que padecían pérdida del gusto.

Para Batterham y su equipo, esto sugiere que la pérdida del olfato es un síntoma muy específico de covid-19, por eso, dicen, debe ser tenido más en cuenta a la hora de realizar pruebas para detectar el virus, aislar casos y en estrategias de tratamientos.

Aunque el estudio tuvo algunas limitaciones, como la falta de un grupo de control, los investigadores opinan que los hallazgos tienen "implicaciones significativas" para los responsables de las políticas a nivel mundial, ya que la mayoría de los países no recomiendan el autoaislamiento y la realización de pruebas diagnósticas a partir de la pérdida aguda del olfato y/o gusto.

"Este estudio sugiere que una dependencia excesiva de la tos y la fiebre como síntomas principales puede ser defectuosa y que es necesario reconocer urgentemente la pérdida del olfato a nivel mundial como un síntoma clave de esta enfermedad".

Según Rachel Batterham, "el reconocimiento temprano de los síntomas por parte del público, junto con el autoaislamiento rápido y las pruebas PCR, son vitales para limitar la propagación de la enfermedad".

Sin embargo, actualmente la mayoría de los países no reconocen la pérdida repentina del olfato como un síntoma, recuerda esta investigadora.

"Nuestros hallazgos sugieren que las personas que notan una pérdida en su capacidad de percibir los olores del hogar como el ajo, el café y los perfumes deben autoaislarse y hacerse pruebas PCR. La pérdida del sentido del olfato debe ser reconocida globalmente por los legisladores como un síntoma clave de covid", resume.

Recuperan ADN de insectos atrapados en resinas fósiles hace millones de años

CIENCIA. Como en la película "Jurassic Park", se utilizaron muestras de escarabajos recogidos de los bosques de Madagascar durante la última década.
E-mail Compartir

Efe

U n equipo científico internacional, en el que participó el catedrático de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Barcelona Xavier Delclòs, logró recuperar el ADN de escarabajos atrapados en resina desde hace millones de años.

El trabajo, que publica la revista "Plos One" y que ha liderado David Peris, que hizo la tesis doctoral en la UB bajo la dirección de Delclòs y ahora trabaja en la Universidad de Bonn (Alemania), se ha hecho sobre muestras de resina recogidas entre 2013 y 2017 en bosques de Madagascar.

La investigación, que explora nuevos límites de la conservación del material genético en muestras resiníferas, también la firman Kathrin Janssen, de la Universidad de Bonn (Alemania), Enrique Peñalver, del Instituto Geológico y Minero de España (IGME), y Mónica M. Solórzano Kraemer, del Instituto de Investigación Senckenberg de Frankfurt (Alemania), entre otros expertos.

Delclòs explicó que recuperar material genético de muestras conservadas en resinas fósiles hace millones de años es uno de los grandes desafíos del mundo de la paleontología, pero hasta ahora, todas las iniciativas de la comunidad científica para recuperar el ADN de seres vivos atrapados en copal o ámbar hace miles o millones de años no habían dado ningún resultado satisfactorio.

"La roca de origen orgánico que conserva mejor los organismos del pasado es el ámbar. Si observas los restos de organismos dentro de las resinas o el ámbar, puedes ver los cuerpos en tres dimensiones y con todos los caracteres conservados. En especial, la resina conserva muy bien los exoesqueletos de estos artrópodos -formados todos por quitina- o las hojas de los árboles productores", detalló Delclòs.

Minimizar controversia

Sin embargo, Delclòs puntualizó que "los órganos blandos internos se suelen descomponer cuando el organismo queda atrapado por la resina. Si una molécula como el ADN se pudiera conservar en el tiempo, el contenedor que la preservara debería ser el ámbar".

"Por eso ha habido tanta controversia sobre el intento de extraer material genético de dinosaurio. Pensemos en Jurassic Park, contenido en el ADN preservado en los apéndices chupadores de sangre de algunos mosquitos del Cretáceo", señaló el investigador.

En este estudio, el equipo ha establecido un protocolo estricto para garantizar la corrección de los resultados y así eliminar posibles errores que han sido motivo de controversia científica en estudios anteriores.

Esta metodología ha permitido recuperar el ADN de escarabajos de la ambrosía -o perforadores de la madera- atrapados en muestras de resina de Hymenaea verrucosa.

Estas muestras se extrajeron directamente de los árboles en hábitats boscosos malgaches en el marco de diferentes expediciones para estudiar cómo los árboles resiníferos podían originar yacimientos de ámbar con abundancia de insectos atrapados.

2013 y 2017 son los años en los que se recogieron en los bosques de Madagascar los restos de resina analizados por el equipo.

ADN de escarabajos de la ambrosía, perforadores de madera, permitirá estudiar cómo los árboles podían atrapar a estos insectos.