Pandemia y Mujer
El coronavirus no discrimina a las mujeres, el patriarcado sí. Esta discriminación ha sido más palpable durante esta pandemia la cual ha impactado negativamente en la vida de muchas mujeres ¿cómo? Uno de los primeros impactos visibles es la cesantía, dado que mayoritariamente las mujeres se dedican al trabajo informal, fuentes laborales inestables que sufrieron de inmediato la baja de ingresos económicos y, por ende, dado su informalidad no se cuenta con seguridad social que garantice el apoyo estatal una vez que quedan cesantes. Paralelamente, otros de los impactos ha sido el de las mujeres que realizan labores de hogar y crianza, quienes evidentemente se han visto con una sobrecarga de trabajo en el hogar, realizando esfuerzos sobrehumanos para intentar dar cumplimiento a las tareas propias del hogar y crianza, sumado al apoyo educativo, lo cual aumenta el estrés individual dado que su rol se percibe como fundamental para el progreso educativo de sus hijos e hijas. Por otro lado, sumamos a las mujeres que poseen un trabajo formal y por la naturaleza del mismo han optado por la modalidad de teletrabajo, compatibilizando las tareas de educación, crianza y hogar. Podríamos seguir dando ejemplos de los impactos que ha causado esta pandemia en la vida de las mujeres, pero ¿por qué han sido tan evidentes en esta crisis sanitaria?
Porque el patriarcado continúa marcando un orden social donde el hombre, por el sólo hecho de serlo, mantiene una condición social distinta, superior y privilegiada en oportunidades, a diferencia de la mujer. Sumado, a las medidas a nivel de gobierno las cuales son insuficientes, dado que sigue aumentando las brechas de desigualdad entre hombres y mujeres, cronificándolas, siendo visibles no solo en materia laboral, sino que claramente el aumento de casos de violencia de género en la pareja y feminicidios.
¿Qué podemos hacer? No hay fórmulas mágicas, pero es posible aportar en la cotidianeidad en cuanto a sensibilizar, tanto a mujeres y hombres, en torno al rol que ocupan en la sociedad, socio educar respecto a las dinámicas relacionales entre géneros, repartición de laborales domésticas y crianza entre madre y padre, denunciar los casos de violencia de género en la pareja, acompañar en la media de lo posible en la activación de redes familiares o cercanas de apoyo, colaboración en ollas comunes, y un largo etcétera.
Pero también, el gobierno de turno, en el rol que ejerce a través del Estado, debe ser capaz de implementar políticas públicas que den respuesta a las necesidades de las mujeres, pero claramente durante estos años no ha logrado hacer carne políticas concretas, certeras y que generen un impacto en la vida de las mujeres, muy por el contrario, ha cronificado el impacto de la división sexual del trabajo, manteniendo a la mujer en la esfera privada de las labores domésticas y cuidado, o no valorando el rol de proveedora del hogar. En este sentido, se observa que estas inequidades que el patriarcado nos deja, solo pueden superarse con la organización de las mujeres y las diversas expresiones de feminidad que de manera gradual han logrado poner en la opinión pública las desigualdades entre hombres y mujeres, así también con el proceso de deconstrucción de los hombres, y el apoyo de toda una sociedad que si bien logra ver las inequidades, ha logrado de manera paulatina la problematización de éstas, comenzando a despertar y movilizarse en función de lo que consideran justo, pues en esta pandemia, claramente han visualizado que el coronavirus no es el problema en sí.
Frente Feminista, Izquierda Libertaria Atacama
Si aprueba o rechaza, lea antes la Constitución
Señor director: Concuerdo plenamente con el llamado realizado en esta tribuna por el profesor de la Universidad Central, Carlos Guajardo, a leer la Constitución antes de votar "Apruebo" o votar "Rechazo" ("Si aprueba o rechaza lea antes la Constitución", 27.09.20). Se trata de una decisión tan relevante para la historia de Chile que precisa de una ciudadanía informada que no sea presa fácil de la manipulación publicitaria.
Una vez concluida la lectura, recomiendo realizar el siguiente ejercicio: escribir en una hoja, por un lado, las cosas nuevas que le gustaría que estuvieran en una nueva Constitución y por otro los elementos que están en la actual y que no está dispuesto a perder. Si el primer grupo es mucho más relevante que el segundo, deberían votar "Apruebo". Si, por el contrario, es más lo que pueden perder que lo pueden llegar a ganar, lo razonable sería votar "Rechazo". Ambas decisiones serían producto de la razón y no del temor (ni la razón ni el temor son propiedad exclusiva de una opción en el Plebiscito). Tal como nos decía un profesor muy querido en la universidad: "Usted, piense lo que quiera, ¡pero, por favor, piense!"
Juan L. Lagos, Fundación para el Progreso
Rebrotes
La OMS ha insistido hasta el cansancio de que los países que han comenzado el desconfinamiento por fases no deben bajar la guardia, sin embargo, esto no necesariamente significa un rebrote inminente. Los expertos coinciden en que mientras no haya una vacuna y mientras no se respeten medidas como el uso de mascarillas o el distanciamiento social seguirán habiendo rebrotes.
Soledar Rodríguez