Atacama llora
Una trabajadora del Hospital de Diego de Almagro y el padre de un médico del Hospital Regional fallecieron, enlutando a la familia de la Salud y a la comunidad. No solo hagamos homenajes por redes sociales ni aplausos a la medianoche, nuestro deber es aplanar esta curva maldita. Mandar condolencias no sirve si hay irresponsabilidad en el actuar.
Tristeza. Ese fue el sentimiento que recorrió a miles de atacameños tras la muerte de una trabajadora del Hospital de Diego de Almagro durante la tarde de este martes tras luchar con el covid-19. Es la primera funcionaria de la Salud de la zona que fallece por esta enfermedad y los comentarios y condolencias fueron llegando de forma masiva, para una profesional que dio 15 años de su vida atendiendo a personas en una labor encomiable y en una comuna como Diego de Almagro, que está lejos de las grandes urbes y por ende pueden haber más dificultades.
Su muerte coincidió con la de Ricardo Tobar, médico broncopulmonar del Hospital San Borja Arriarán, quien era padre del doctor Vladimir Tobar, funcionario del Hospital Regional de Copiapó, enlutando a la red hospitalaria.
La comunidad no solo debe rendir homenaje, sino que tomar acciones para que nuestros funcionarios de la Salud no queden indefensos antes esta terrible enfermedad. El mensaje es simple y repetitivo: mantener la distancia social, usar mascarilla, lavado de manos y no salir de casa.
No solo eso. Se habla que el personal de la salud es la "primera línea" para evitar contagios, pero ¿por qué las personas no pueden pasar a ser parte de esa barrera y ayudar a los trabajadores de recintos médicos?
Puede que haya que ir cambiando ciertos conceptos para que la comunidad no decaiga en esta tarea, que ciertamente es dificultosa porque estamos hablando de meses de pandemia.
Hagámoslo por quienes nos cuidan cuando estamos enfermos, para intentar evitar el dolor que provoca que fallezca alguien que lucha por la vida de otros.
Pensemos en ellos, en sus familias, en sus amigos y sus cercanos. Ser funcionario de la Salud en esta epidemia es una incertidumbre constante dado el alto contagio, a lo que se suma que muchos de ellos prefieren no ver a los suyos para evitar enfermarlos.
Potenciemos la empatía, no solo hagamos homenajes por redes sociales ni aplausos a la medianoche, nuestro deber es aplanar esta curva maldita, lo que se hace imperioso en Atacama donde suben los casos y puede que viva momentos muy dificultosos a diferencia de otras regiones donde parece que lo peor ya pasó.