El investigador de enfermedades cardíacas de la Universidad del Sur de Florida (USF), David Diamond, realizó un estudio que causó sorpresa en el mundo científico y que tiene que ver con las grasas saturadas. Según él "han sido acusadas falsamente y condenadas", por lo que no incidirían en enfermedades cardiacas y otras, queriendo derribar con su análisis décadas lo que considera un mito. Se trata de una exposición más que viene a remover los cimientos de los alimentos, lo que a esta altura es histórico y que viene a sumar desconfianza. El año pasado un estudio afirmaba que las carnes rojas no eran un riesgo, pero otro lo refutaba y decía que la carne roja y procesada tienen un mayor riesgo de enfermedad cardíaca y muerte prematura.
Pasa lo mismo con el azúcar, que para algunos da ánimo y otros lo contrario, y así con productos de la vida diaria que quizás nos deben llevar a una conclusión: el ejercicio al fin y al cabo es el método más fidedigno de una vida sana.
Lamentablemente por la contingencia, este ha quedado reducido considerablemente tanto en menores de edad, que dejaron de hacer educación física, como en adultos, que dejaron de hacer actividades, y de adultos mayores que deben aguardar en sus casas para evitar los contagios.
El deporte está quedando rezagado, pero la pregunta es ¿qué hacer? En Copiapó es común ver personas jugando beibifútbol, lo que en otros tiempos era visto como algo positivo, calificación que no es la misma hoy dado que no respeta el elemento base de la pandemia: la distancia social.
El asunto es que el coronavirus no tiene fecha de vencimiento, por lo que como sociedad debemos ir sentando ciertas bases y reglas de poner en "primera línea" este tipo de actividades una vez que haya pasado la pandemia o cuando las condiciones sanitarias lo ameriten. Se habla mucho de cómo reactivar el comercio del "carrete", de restoranes, turismo y otros, que ciertamente necesitan ayuda, pero el deporte no aparece mencionado en el debate de fondo, solo apareciendo mayormente en la agenda la vuelta al fútbol profesional.
No hablemos solo de gimnasios, en la que está inserta un mínimo de la población, sino que de las que son realizadas popularmente. ¿Qué va pasar con las ligas amateur de fútbol, que ciertamente no podrán cumplir con las mismas condiciones del fútbol profesional dadas sus obvias carencias? ¿qué va a pasar con otros deportes que se toman los barrios? ¿qué va a pasar con los partidos informales?
La actividad física debe ser primordial post pandemia y se necesitan reglas claras para todos.