Juan Carlos es una de las 20 personas que vive en el albergue destinado a personas en situación calle en la ciudad de Copiapó. Un espacio que abrió sus puertas hace un mes en el ex internado del Hogar Belén debido al Plan Invierno Calle 2020.
Juan Carlos ha vivido la mayor parte de su vida en la calle, calcula que por lo menos más de 20 años, pero siente que ya tocó fondo y por eso buscó ayuda. "Dormía en un auto en Caldera, estaban buscando a otros chiquillos afuera del supermercado son de situación de calle, estaban repartiendo comida y cuando se estaban yendo me acerqué. Yo consumía 40 lucas diarias en droga y alcohol, todo lo que ganaba me lo consumía. Conversé con ella (una funcionaria de la Seremi de de Desarrollo Social) y me dijo, 'le gustaría que lo ayudemos', yo le dije no quiero morir en la calle".
Sentía que había otra oportunidad y decidió llegar a este albergue, ya había tocado fondo, luego que estuvo al borde de la muerte. En las noches estaba en el vehículo y salía a la calle porque había consumido droga, pero unos días los vecinos no lo vieron. Ante esto, miraron al interior y él estaba como dormido, no respondía y uno de los pobladores decidió abrir una de las puertas. Juan Carlos estaba mal, no respondía y por ello lo llevaron al Cesfam de la comuna.
"Casi me muero por intoxicación en Caldera, sobredosis, fue casi un mes. Me llevaron los vecinos, yo me quedaba en el auto en un pasaje, ellos sabían que estaba ahí y pensaba que estaba vigilando, pero salía porque estaba volao, un día no me vieron salir. Yo estaba listo para morirme, con un fierro abrieron el auto, yo no me acuerdo de nada. Los vecinos me salvaron a mí", dijo.
En el albergue visualiza una oportunidad y lleva ya un mes sin conumir droga ni alcohol. No ha sido fácil porque los primeros días quería irse por los efectos de la abstinencia. "Los primeros 15 días estuve mal, uno se pone violento, uno trata de irse, de buscar excusas, pero acá te aconsejan harto. Yo sabía de mueblería, reparación y nos ponemos a trabajar y es harto, porque como uno tiene la mente ocupada. La terapia mía es el trabajo, me levanto pensando en trabajar". Durante este periodo se han generado lazos con los compañeros, que también han vivido en la calle, tienen talleres y potencian sus habilidades, algunos trabajan en madera, arreglando muebles, otros haciendo artesanía, incluso tendrán un huerto donde cosecharán sus propios alimentos. Tienen una mascota, que es una chanchita a la que le dan alimentos y cuidado. "Los 20 que estamos acá somos una familia, todos los que trabajamos apoyamos a los que no trabajan. Mandamos a comprar chocolate, me dan ganas de comer koyac, compro una bolsa y les doy a todos. Ha sido una muy buena experiencia, donde estaría ahora, con estos fríos, acá tenemos cama personal, ducha con agua caliente. Acá se preocupan mucho, me siento bien, acá te aconsejan".
Juan Carlos reconoce que abandonó a su familia por las drogas, estuvo en la cárcel y esta es una oportunidad para cambiar el rumbo de su vida.
Programa
Paloma Cerda, coordinadora del programa, explicó que se le da cobertura a 18 hombres y dos mujeres que son personas en situación de calle, inicialmente era para responder a las necesidades básicas de adultos mayores en situación de calle, pero debido a la contingencia fueron llegando personas más jóvenes. El grupo varía de 37 años en adelante y el de más edad tiene 72 años.
El foco es resguardarlos de la emergencia sanitaria del covid-19. Entregarle un refugio donde puedan tener su alimentación diario, abrigo, un espacio de recreación para que puedan insertarse a la vida laboral y social mediante actividades. Estamos fortaleciendo el ámbito laboral con un taller de carpintería, instalando un invernadero para que puedan ver la siembra de sus productos".
Al ser un albergue donde tienen un grado de libertad en sus acciones, tienen reglas y parámetros conductuales. Pueden ver el albergue como su hogar, pueden poner la mesa, barrer, hacer funciones cotidianas que se hacen en casa. Eso les da sentido de pertenencia dentro del albergue, no lo ven como un encierro sujeto a normas, sino que también tienen derechos, entre ellos que sean libres dentro de este especio. Fomentar la autonomía, ese es un factor protector y de bastante motivación.
La ejecución de esta iniciativa es implementada por la Fundación Cuatro Esquinas, quienes se adjudicaron un convenio de fondos entregados por la Secretaría Regional Ministerial de Desarrollo Social y Familia de Atacama. De esta manera, la fundación entrega atención de 24 horas durante los 7 días de la semana a personas en situación de calle por 4 meses.
El seremi de Desarrollo Social y Familia, Luis Morales,explicó que este primer albergue en Copiapó busca "acelerar el proceso de sacar a personas en situación de calle y darle, no solamente la atención de medicamentos y alimentos, sino que también contención emocional, también guía y orientación".
"Yo consumía 40 lucas diarias en droga y alcohol, todo lo que ganaba me lo consumía. Conversé con ella (una funcionaria de la Seremi de de Desarrollo Social)y me dijo, 'le gustaría que lo ayudemos', yo le dije 'no quiero morir en la calle'".
Juan Carlos, Integrante del albergue
"Estamos fortaleciendo el ámbito laboral con un taller de carpintería, instalando un invernadero para que puedan ver la siembra de sus productos".
Paloma Cerda, Coordinadora del programa
20 personas habitan el albergue, donde tienen abrigo y alimentación. Además tienen talleres y momentos de esparcimientos.
72 años tiene la persona con más edad que habita el albergue. El más joven alcanza los 37 años.