Buscando a una madre en la selva
1-¿Cómo fue tu vida en la selva?
-Intensa. Un jardín sin límites con árboles gordos de muchos metros de altura, orquídeas en los troncos y animales libres. Ruidos nocturnos de grillos y ranas, lluvia constante, tormentas con truenos y viento. El mar desde mi ventana, agitado o en calma. Puesto así suena idílico, pero la vida era dura. La humedad es brutal. La ropa en las cuerdas tardaba días en secarse, los cojines y las sábanas dentro de la casa se sentían mojados todo el tiempo. Tuve malaria y leishmaniasis, con tratamientos que fueron durísimos.
2-¿Cómo empezó a tomar forma tu cuarta novela?
-Me pasé muchos años tratando de darle forma. La historia la detonó la imagen de una perra muerta que encontré en la selva. Empecé a entender ese espacio por lo que era: una cosa que estaba siempre al acecho y si te daba el zarpazo te convertía de inmediato en su alimento. Al principio pensé que sería sobre un crimen, pero tuve que irme de la selva, volver a la ciudad, desear tener un hijo después de los cuarenta y quedar embarazada para, ahora sí, dar la historia.
3-¿Qué exploraste sobre la maternidad?
- En mi país la maternidad está sacralizada y la madre es vista como una santa que hace todo por sus hijos y siente por ellos un amor sin mácula. Eso no se corresponde con la realidad. Las madres amamos a nuestros hijos, pero también sentimos rabia, desesperación, rencor. Quise explorar el lado oscuro de la maternidad, ese del que a las mujeres nos está vedado hablar. En la selva vi mucha crueldad, pero uno terminaba por no juzgarla porque las leyes que imperan son diferentes.
En resumen
Pilar Quintana vivió nueve años en un acantilado selvático del Pacífico colombiano. Allí encontró la historia que nos cuenta en la nouvelle "La perra" (Literatura Random House). En el 2018 ganó el Premio de Narrativa Colombiana por esta novela.
La obra de Pilar Quintana ha sido publicada en América Latina, España, Italia, Alemania y EE.UU.
"La perra", cuarta novela de Pilar Quintana
Manuela Uribe