La tormenta, el mar y el puerto
Duele Chile, duele Atacama, duele el mundo. Fallecidos, desempleados y afectados por la pandemia crecen. Queda remar, remar y seguir remando y sacar fuerzas. Seamos más solidarios, ayudemos y saquemos fuerzas para remar en medio de esta terrible tormenta. En algún momento llegaremos a un puerto que nos dé descanso.
Al comienzo de la crisis sanitaria, expertos decían que el coronavirus quizás no vaya a matar a las personas, pero sí provocarles otros efectos adversos propios de una crisis sanitaria, como es quedar sin trabajo. Con el paso de los días se han sumado aquellos que sufren los efectos secundarios del confinamiento... mientras otros irresponsables se pasean por las calles sin necesidad, en toque de queda o bien piden hacer u organizar reuniones cuando la clave de esta pandemia es el distanciamiento social.
Duele Chile, duele Atacama, duele el mundo, duele la confusión de las autoridades que llegaron al punto de un cambio de ministro de Salud y duele los que instrumentalizan todo esto.
Fallecidos, desempleados y afectados suman y suman, convirtiendo a personas en parte de un registro que no quisiéramos y que nos ponen en medio de una tormenta que está lejos de acabar. Navegamos mojados por una lluvia de hechos lamentables y por lágrimas, ya sea por los muertos, los hospitalizados, por quienes perdieron su trabajo, por quienes no pueden ver a sus familiares en otras ciudades, por no tener agua, por miles de cosas.
No hay una salida pronta, eso debemos tenerlos claro. Poner plazo de término a esta pesadilla no es aconsejable hasta que las condiciones y especialmente, cuando haya una vacuna, lo permitan.
Por mientras, la región y el país no pueden quedarse mirando cómo esta tormenta nos corroe hasta el alma. Quedar remar, remar y seguir remando, sacando fuerzas desde lo más profundo porque siempre hay un puerto al que recalar ya sea en el corto, mediano o largo plazo.
Y mientras esperamos llegar a ese puerto, ayudemos a los nuestros, a los otros y a los que no conocemos. Es duro todo esto y solo queda ser más solidarios y agotar los esfuerzos para remediar en parte todo lo que ha pasado.
Sin duda que no volveremos a ser los mismos y habrá millones de afectados, pero hay que tener esperanza que en algún momento llegaremos a buen puerto, que nos proteja y nos brinde un estado más armonioso. Luchemos por aquello.