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La visita de un río curioso: el Copiapó

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Enviada por: Cristian Pinoe.

Me gusta leer, y mis tesoros son mis libros. Ya instalado con mi familia en el Copiapó Urbano, en su valle, junto al río que le da su nombre, sabiendo lo inquieto que es este río, construyo mi casa el año 2002, precaviendo la altura de dos peldaños sobre la vereda, por si acaso. Y cuando ya nos mudamos a la nueva casa, compro varios lindos libreros para mis tesoros...

Una tarde de marzo del 2015, anuncian lluvia, cosa poco frecuente en este oasis, y ¡comienza la lluvia! Y vamos a ver cómo el río después de muchos años trae agua. En la noche hay truenos y relámpagos como nunca. Por la mañana temprano nos asomamos a la calle y vemos que el río crece hasta nuestra vereda, sin calcular lo que ocurriría horas después. De pronto de la vereda, sube un peldaño, dos peldaños, sube el río curioso hasta el jardín. El auto estacionado allí, comienza a flotar…y toma fuerza. El portón del garaje no resiste la curiosidad del río que lo invita a irse flotando hasta el mar. Ya con el agua a la cintura, el auto lo amarro a los árboles del jardín, para que no siga en su aventura al portón, uff, esto era el aluvión. Un río curioso que llegó hasta mis libros, para leer mil historias en unos minutos y llevárselos al mar. Cuando el río se fue de mi casa, meses después de limpiar y secar lo que quedó, tomo un libro al azar, lo abro y veo que el río escribió y marcó las páginas de las historias que más gustó, y hasta dibujo delicadas nubes y constelaciones con espuma que luego se esfumó...este es el río Copiapó. Que dos años después nuevamente nos visitó, pero ahora no encontró libros ni historias que curiosear.

¡La plaza más hermosas de Chile, y la con más historias!

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Enviada por : Antonella Paz Mosnich.

Cuentan los copiapinos que se realizó un concurso de plazas, salió elegida la más bella por sus hermosas flores y áreas verdes, añosos pimientos, exóticos árboles, como el de corcho y jacarandas. Infinitas historias desde su fundación.

Una de ellas, al recordar mis años de estudio, el año 70, lugar de estudiantes de todos los liceos que estaban en el centro de la ciudad, era el punto de encuentro después de clases.

Una sola comunidad estudiantil, todos nos conocíamos, caminábamos por sus pasillos escuchando música de esa época, conversábamos sobre nuestro quehacer estudiantil, sueños para cambiar el mundo que vivíamos, lugar donde nacieron amores pasajeros y también eternos, muchos hasta hoy siguen juntos. Mi compañera y amiga, su pololo se fue de Copiapó y se casó. Ella también, después de muchos años volvieron a reunirse y hoy viven como esos años, enamorados y felices.

Cada época cambió el sentido de pertenencia y el diseño de la estructura de nuestra Plaza de Armas, como paseo de las familias con sus hijos, descanso para los adultos mayores jubilados, lustra botas, vendedores de algodones, remolinos, fotógrafos, pintores, desfiles para honrar a nuestros héroes, bandas de guerras de los colegios, retretas los domingos de la banda del Regimiento, celebración de las fiestas de la primavera.

Hoy ferias: del libro, emprendedores, artesanos, inmobiliarias, eventos, jugadores de ajedrez, demandas, manifestaciones, movimientos sociales.

276 años de historias, se dice que nació junto con la fundación de Copiapó o Copayapu "Copa de Oro" en 1744 en el centro de la ciudad. Hoy rodeada por edificios: Casa de la Cultura, Catedral, Intendencia Pedro León Gallo.

Al centro tiene el extraordinario Monumento a la Minería, la diosa griega en mármol de carrara Blanco, además de las estatuas que representan las cuatros estaciones, todas testigo de grandes historias.