Los estragos de la pandemia han permitido activar una capacidad inherente al ser humano, como es la creatividad. Este constructo definido, generalmente, como la forma en que el ser humano genera ideas novedosas y útiles, fue considerado en el pasado como exclusiva de los "genios". Sin embargo, en la actualidad se sabe, que puede desarrollarse por cualquier ser humano. Prueba de esto son las acciones observadas en el último tiempo para enfrentar la pandemia. Por ejemplo, la necesidad de prevención y sobrevivencia permitió el desarrollo de variados tipos de mascarillas, túneles sanitizadores, ventiladores mecánicos, aplicaciones móviles, generadores de ozono, antivirales, entre otros.
En efecto, la acción creativa deliberada del individuo permite enfrentar circunstancias complejas, movilizar el cambio y trasformar las acciones en las que vivimos. Lo anterior, tiene dos suposiciones, primero, es que las ideas parecen evolucionar, probablemente por influencias socioculturales, y segundo, pareciera que los nuevos inventos se construyen sobre la base de los existentes. Así, la creatividad necesita una sociedad que valore su novedad y utilidad al mismo tiempo. Si esto no ocurre, entonces su rol en la sociedad es cuestionable.
Aunque el rol de la creatividad en la sociedad depende de la valorización de esta última, se estima que su potencial aumenta cuando sea concienciada a nivel individual, no sólo por quien la genera y utiliza, además por quien no cree en ella. En efecto, en la última década, si bien el país ha avanzado en su valorización a través diversos programas de innovación catalizado por organizaciones públicas y privadas, aún es necesario asentar un enfoque sociocultural de la creatividad para enfrentar una nueva década de incertidumbres y desafíos.
Ciertamente, incrementar esta capacidad es esencial, en este marco, un sector que ofrece condiciones óptimas para preparar y desarrollar este enfoque es la educación. La formación de capital humano, en distintos niveles, debiera considerar la creatividad como un fin, esto mejoraría la capacidad de generación de ideas y resolución de problemas, implicando bienestar global y el afianzamiento del enfoque sociocultural.
Carlos Galleguillos Cortés
Doctorando en Ciencias de la Administración, Profesor Depto de Industria y Negocios, Universidad de Atacama