La generación perdida
Claudio Salas Bruzzone era carismático y se interesaba por la vida de todos. Lo conocí en ese primer año de la carrera de Comunicación Social de la Universidad del Norte en Antofagasta, el año 1967, cuando con esperanzas nos reunimos jóvenes del país para integrarnos en una experiencia que nos guiaría por la ciencia de la información que nos marcaría a fuego en la defensa de la libertad de expresión y de opinión, tan vulnerada en la historia de Chile, como lo señalaba en las clases de siempre el maestro Andrés Sabella.
-Claudio… ¿por qué estás en Antofagasta, cuando las escuelas de Periodismo están en otros lados?...
-Supe de la existencia de la escuela y como tengo parientes en la provincia de Huasco, algo sabía del norte…y como me gustan los desafíos…aquí estoy pus compadre…
Su carcajada abierta contagió a los que nos estábamos conociendo en la sala del segundo piso del pabellón B de una pujante universidad dirigida por los jesuitas.
Desenfadado. Miraba de frente, apabullando la timidez del norte, pero siempre desafiando al futuro agreste y lo que se esperaba de una generación señera para los cambios que vendrían en la universidad de todo Chile.
-Oye…hay un afiche en el cine Gran Vía de la película "Regreso al Silencio" (1966)…donde un grupo baila en una discoteque…hay uno que se parece a ti…
-Si…un día llegó a mi liceo el director Naum Kramarenko y se reunió con nosotros para una filmación en Chile Films…fuimos y ahí estoy…pagaron algo…trabajaban los hermanos Duvauchelle…
Trabajó en Santiago. Llegó el golpe militar de 1973 y partió al exilio en Inglaterra. La generación se disgregó. No vi más a Claudio Salas. Estuvo los años 1990 y 1991 en Antofagasta de jefe de carrera de Periodismo del Instituto Profesional J. Santos Ossa.
Personaje de mi crónica narrativa "El Mundo está Cambiando" (Editorial Plural, La Paz, Bolivia. 2017. 400 páginas). Hablábamos por fono. Se enclaustró en Santiago cuidando a su madre. Fue sepultado el domingo 3 de mayo en la capital. Uno más de esta generación perdida. ¡Hasta la victoria siempre, amigo!
Osman Cortés
Adaptaciones laborales
Es relevante recordar que en Chile hace dos años entró en vigencia la Ley de Inclusión Laboral 21.015, la que establece que las empresas u organismos del Estado con 100 o más trabajadores deben reservar el 1% de sus empleos para personas con discapacidad o asignatarias de una pensión de invalidez.
Lo anterior adquiere mayor relevancia ya que, según datos entregados por la Dirección del Trabajo, se han celebrado un total de 22.906 contratos, de los cuales 19.303 continúan con una relación laboral vigente a febrero 2020. El 82,5% corresponden a personas con discapacidad y el 17,7% a quienes reciben una pensión de invalidez. En promedio, una persona con discapacidad con contrato vigente bajo la Ley de Inclusión laboral recibe una remuneración imponible de $563.994 de invalidez.
Frente a la pandemia por COVID-19 necesitamos estadísticas desagregadas y actualizadas que nos permitan apoyar a los distintos sectores en sus procesos a la diversidad e inclusión desde nuestro rol como sociedad civil. Construyendo en la búsqueda de nuevas herramientas y soluciones que mitiguen los efectos y consecuencias económicas de este virus en las personas con discapacidad cognitiva.
El teletrabajo es una de las medidas que permite dar continuidad a la inclusión laboral, por lo que es importante garantizar a las personas con discapacidad las oportunidades del trabajo remoto. Sin embargo, es crucial que las empresas entreguen las herramientas necesarias de apoyo a sus trabajadores para eliminar las barreras laborales que puedan existir en sus hogares. Hay una serie de aplicaciones, softwares y sistemas operativos que cuentan con funcionalidades de accesibilidad que permiten facilitar la visión, la audición y la concentración, entre otras cosas.
Esta emergencia sanitaria no solo nos está forzando a romper con nuestros paradigmas, sino que nos da la oportunidad para seguir transformando el mundo del trabajo en uno inclusivo.
Carola Rubia, directora ejecutiva de Fundación Descúbreme
Sergio Micco
Preocupantes, sorprendentes, pero muy esclarecedoras a la vez, fueron las reacciones adversas que provocaron las declaraciones del director del INDH, Sergio Micco, en propios integrantes del instituto y en políticos de izquierda, verdaderos paladines de los Derechos Humanos, cuando dijo, "No hay derechos sin deberes".
Sin lugar a ninguna duda, desconocen que "el derecho y el deber: son como las palmeras, no dan frutos sino crecen uno al lado del otro", dijoFélicité de Lamennais (1782-1854), filósofo francés. "A buen entendedor, muy poquitas palabras"
Luis Soler